(Por Alberto Tejada, ex ministro de Salud). Sin duda los beneficios del deporte en la salud están claramente demostrados en innumerables estudios sobre nuestra autoestima, estabilidad emocional, socialización, salud cardiovascular, inmunidad, lucha contra el cáncer, control del peso y demás, pero tienen una especial relevancia en el manejo de la salud mental, para evitar, por ejemplo, adicciones y violencia.
Recientemente, estos atributos están siendo aprovechados por los atletas de alto rendimiento, pues el gesto deportivo es posible gracias a nuestros grupos musculares, pero bajo el comando de los lóbulos frontales del cerebro, teniendo como gran director de orquesta a nuestro sistema límbico, que modula nuestras respuestas de manera perfecta.
Y es que el deporte y la actividad física, más que ayudarnos a conseguir una medalla, son una corriente y un estilo de vida para el control del envejecimiento, nos sirve para mitigar la ansiedad y el estrés, y a tratar adicciones, abuso de alcohol y violencia.
La buena noticia es que este nuevo concepto de vida saludable, según Arellano Márketing, está en pleno crecimiento: el 79% de peruanos realiza alguna actividad física, y el 39% la ejecuta satisfactoriamente, gracias a las carreras y maratones, a la bicicleta, el fútbol, el baile, entre otras.
Todavía hay, no obstante, una brecha muy importante con el adulto de más de 40 años, que es el quien más lo necesita.
El gran desafío de los negocios es mover a los peruanos para generar salud en todas las edades, pues si hoy incrementamos un impuesto enfocado en las externalidades dañinas para la salud, entonces la tarea pendiente es mover al Perú por su salud, a través de políticas, espacios públicos, gimnasios; constituyendo una nueva cultura del movimiento que brinde bienestar y se enfoque en el grave flagelo de la salud mental.