(Foto: El Comercio)
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Redacción EC

La probablemente entrará a una fase de “ricitos de oro” en el 2018; ni fría, ni tan caliente como para generar presiones inflacionarias. Luego de sufrir El Niño y la paralización de proyectos de , el crecimiento económico se está acelerando impulsado por mayores y políticas (principalmente fiscales).

La , en contraste, viene cayendo debido a la normalización de la oferta agrícola (que reduce los precios de alimentos) y –en menor medida– por los efectos rezagados de la apreciación del sol y la débil demanda interna. En ese contexto de mayor crecimiento e inflación moderada, nuestro pronóstico es que el mantendrá la en el nivel actual (3,25%), por lo menos hasta el final del 2018.

Al momento de decidir el nivel adecuado de la tasa de referencia, los bancos centrales con metas de inflación suelen guiarse por un marco conceptual llamado la regla de Taylor. De hecho, en el Reporte de Inflación de octubre 2014 (página 125) el BCR reconoce que sus decisiones se basan en una regla de este tipo, la cual básicamente determina la tasa considerando la inflación esperada y la capacidad ociosa en la economía.

Específicamente, si las expectativas de inflación superan la meta de 2%, el BCR estará inclinado a aumentar el nivel de la tasa. Asimismo, si el crecimiento del está por arriba del potencial, eso proporciona una razón para aumentar la tasa.

En Itaú estimamos la regla de Taylor del BCR, creando una ecuación que logra explicar más del 87% de las variaciones mensuales de su tasa de referencia desde el 2004 hasta el 2017. Este estudio puede descargarse en Internet: “Uncovering Latam Central Bank’s Reaction Functions”, Müller y Resende (2017).

Nuestra “Regla de Taylor a la peruana”, además de considerar las variables descritas, introduce una variable adicional para capturar la aversión del BCR a la volatilidad del tipo de cambio. Esta variable es la tasa implícita de los contratos futuros de tipo de cambio sol/dólar, que suele subir cuando aumentan las expectativas de depreciación del sol (y los bancos locales reciben apuestas en contra de la moneda peruana).

Hacia adelante, asumiendo un crecimiento del PBI de 4,2% y una inflación de 2,5% para el 2018, la regla de Taylor predice una tasa de casi 4% para finales del próximo año, debido a la aceleración de la economía. Por supuesto, las decisiones del BCR también son siempre calibradas por el juicio de sus directores, y –en este caso– pensamos que el BCR será reacio a subir la tasa en el 2018, para evitar perjudicar una recuperación económica incipiente.

Por el momento, tanto los comunicados mensuales como el discurso de los líderes del BCR mantienen viva la posibilidad de seguir bajando la tasa. Esto, sin embargo, solo ocurriría si las perspectivas de crecimiento económico empeoran, y no creemos que esto sucederá.

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