¿Qué consecuencias tuvo el autogolpe de Alberto Fujimori?
¿Qué consecuencias tuvo el autogolpe de Alberto Fujimori?

El modelo neoliberal impuesto por Fujimori, que puso fin al modelo estatista engendrado con el golpe de Estado de Velasco en 1968, ha cumplido sus bodas de plata. Es un buen momento para juzgarlo. ¿Hay que mantenerlo intacto, reemplazarlo por el no neoliberal, o solo reformarlo?

Juzgar con precisión un modelo de desarrollo es complejo, pues nuestro desempeño económico no depende solo del modelo. Esto es, de si hay más o menos Estado, más o menos industria, o más o menos apertura comercial. Nuestro desempeño depende también de la política macroeconómica, de lo que hace el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) o el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF); y de cómo le va a la economía mundial. En un se ha encontrado que en el período 2001-2016, más del 60% de lo que pasó con nuestra economía estuvo explicado por la economía mundial.

Pero como Toledo, García, Humala y PPK han mantenido intacto el modelo de Fujimori, y el contexto externo ha sido parecido para todos, nuestro desempeño en el contexto de América Latina (AL) puede asociarse al modelo neoliberal vigente.

¿Cómo le ha ido al neoliberalismo peruano en sus 25 años de vida? Si lo juzgamos por la evolución del PBI real por persona, le ha ido muy bien. Según el Fondo Monetario Internacional, entre 1990 y 2016, el ingreso por persona en nuestro país se ha multiplicado por un irrepetible 3,8 y en AL se ha multiplicado solo por 2,4. El mayor progreso económico de la región se ha registrado en el más representativo de los neoliberales, Chile, cuyo ingreso por persona se multiplicó por cuatro; y el mayor estancamiento se registró en Venezuela, el más representativo de los no neoliberales.

Si hay que elegir entre el modelo neoliberal del Perú, Chile o Colombia, o el no neoliberal de Venezuela de Chávez y Maduro, Argentina de Kirchner y su esposa, o García en su primer gobierno, la opción de mantener intacto el modelo es la mejor. Si la opción es que hay un tercer modelo, teóricamente mejor que los observados, pero que existe solo en la cabeza de los que lo proponen, ya entramos al terreno de la metafísica. Pero tampoco hay que exagerar las virtudes del neoliberalismo.

En primer lugar, la debacle de 1985-1990, la peor desde 1922 según cifras del BCRP, dejó una línea de base sobre la que era imposible no mejorar. En segundo lugar, el ingreso por privatizaciones en la década del noventa, cercano al 20% del PBI anual de esos tiempos, fue un inmenso regalo que ayudó a crecer. Por último, en estos 25 años la suerte nos ha favorecido. El índice de términos de intercambio es todavía un 50% más elevado que en los primeros años de la década del noventa.

Como ya los dos primeros factores no existen, el ritmo de crecimiento del modelo neoliberal será en el futuro mucho más modesto. Además, cuando pasen los efectos de ingredientes puntuales como la reconstrucción, los Juegos Panamericanos y el destrabe de los grandes proyectos de infraestructura, nuestro crecimiento de largo plazo estará en alrededor del 2,5% anual, convergiendo en el promedio latinoamericano. Dejar el modelo intacto, por lo tanto, no es inteligente.

Si queremos desviarnos del crecimiento mediocre proyectado, habrá que introducir algunas reformas al modelo neoliberal vigente. ¿Cuáles deben ser estar reformas? Buena pregunta.

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