Según las encuestas de intención de voto, Bolsonaro y Haddad se enfrentarían en una segunda vuelta. | Foto: AFP
Según las encuestas de intención de voto, Bolsonaro y Haddad se enfrentarían en una segunda vuelta. | Foto: AFP

Este domingo se llevará a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. Por un lado está , quien, apodado el ‘Trump brasileño’ por sus polémicos comentarios, es el favorito y representa a la extrema derecha. Por otro lado está Haddad, quien representa la continuación de la izquierda populista de Lula.

La historia brasileña ha estado marcada por continuos cambios en el modelo económico, como se vio luego del gobierno de Cardoso con la entrada de Lula en el 2003 y luego de Rousseff a Temer en el 2016.

Lula impulsó programas asistencialistas y populistas llenos de subsidios. Rousseff continuó con ellos y aumentó el estatismo, congelando los precios de los combustibles y controlando artificialmente las tasas de interés. Las condiciones externas favorecieron al gobierno de Lula: el auge de las materias primas y los mayores flujos de capital le permitieron financiar sus programas sociales, generando gran popularidad a su mandato. 

En cambio, Rousseff enfrentó un contexto internacional desfavorable, con caída de precios de las materias primas, aumento de la inflación y explosión de las cuentas fiscales, lo que contribuyó a la peor recesión de Brasil (10% de contracción del PBI en los años 2015-2016 y un déficit fiscal de más de 8%). Ello, sumado a los tremendos escándalos de corrupción, detonó su caída. El actual presiente Temer, quien tomó la posta, trató de cambiar el modelo con una serie de reformas fiscales, pero sin mucho éxito debido a la impopularidad de ellas y a su poco capital político.

Las próximas elecciones podrían significar otro cambio en la dirección de las políticas económicas con Bolsonaro o una continuación de la herencia de Lula con Haddad. Las principales reformas necesarias son: privatización de empresas públicas ineficientes, eliminación de subsidios, independencia del banco central y, lo más importante, la reforma de pensiones. Actualmente el gasto fiscal de las pensiones representa casi el 13% del PBI, lo cual, tanto por su crecimiento exponencial como por el incremento del déficit fiscal, se vuelve insostenible.

Bolsonaro es el favorito de los electores y del mercado, y es el único considerado capaz de implementar las reformas. Desde que este candidato se mostró favorito en las encuestas, la bolsa de valores de Brasil ha subido 17%, lo cual demuestra el optimismo del mercado. En caso este sea elegido, el gran reto que enfrentaría sería gobernar con un Congreso fragmentado. La aprobación de los cambios constitucionales, como la reforma de pensiones, requiere de las dos terceras partes de los votos en ambas cámaras.

Las reformas serán esenciales para el crecimiento a largo plazo del país, ya que Brasil se encuentra actualmente en un punto de inflexión. En caso el presidente elegido no pueda implementar las reformas necesarias, la economía brasileña podría sufrir nuevamente un duro revés.