Nuestro país es mucho más grande que sus problemas, ¡pero vaya que tenemos problemas!
Lo lamentable es que los más grandes se encuentran en los más altos estamentos del país, o sea en los poderes del Estado. Estos problemas, como todos sabemos, son de muy difícil (casi imposible) solución, porque están justamente en manos de los que los generan. Es decir, el gato de despensero.
Sin embargo, hay algunos temas que son también muy irritantes para los ciudadanos y que podrían ser más fáciles de enfrentar y mejorar y así aliviar en parte la calidad de vida de todos los que vivimos acá. Esto a su vez impactaría positivamente en el ánimo de las personas, generando así una cadena de mejoría en todo aspecto.
Sé que hay muchos problemas, alejados del ámbito político, que se pueden enfrentar y mejorar, pero me voy a concentrar solo en uno, que, estoy seguro, la mayoría consideramos ubicado entre los primeros lugares del ránking: el transporte público y el tránsito.
Este tema en el Perú es digno de una obra literaria de Kafka o de una película de Tarantino.
Es la causa por la cual millones de peruanos literalmente pierden varias horas de su vida diariamente, para ir y venir de sus centros de trabajo o para movilizarse por cualquier motivo en la ciudad. Aparte de la gran pérdida de tiempo, la salud de las personas es fuertemente afectada por el estrés diario a que es sometida por causa del horrible y caótico tráfico y la falta de un adecuado transporte público.
Este estrés genera problemas cardíacos, gastrointestinales, psicológicos, etc. Esto a su vez causa una gran baja en el rendimiento de las personas en sus respectivas labores y, por ende, en la productividad de las empresas y del país.
Por este motivo, el tema debería ser considerado por el Gobierno, como de interés nacional, asignándole una alta prioridad y proporcionándole las herramientas necesarias para su inmediato mejoramiento.
Así lo consideró el equipo del ex presidente PPK, quien en su discurso de julio del 2017 anunció la creación de la autoridad del tránsito, para enfrentar este tema. Lamentablemente, esta buena idea parece que solo quedó en eso.
Hoy se vienen haciendo tímidos esfuerzos aislados, los cuales resultan inútiles porque falta un verdadero compromiso y clara asignación de prioridad al más alto nivel.
Hay muchas cosas que se pueden y deben hacer para mejorar este problema rápidamente y así elevar la calidad de vida de todos. Sin embargo, esto solo se podrá lograr siempre y cuando se cumpla con tres condiciones fundamentales.
La primera es contar con una verdadera y única autoridad autónoma del transporte público y tránsito a nivel nacional, que debe reportar al más alto nivel y que tenga el debido empoderamiento.
Esta autoridad debe estar por encima de todos los entes que hoy se creen los dueños del tema y que se cruzan constantemente entre sí, lo que genera el caos (alcaldes distritales y provinciales, MTC, policía, etc.). Esta autoridad sería la encargada del planeamiento de largo y corto plazo, de la regulación y el control del cumplimiento de esta, y de la mejora continua, basada en índices de satisfacción de los usuarios a nivel nacional.
Una pieza fundamental de este plan nacional es la ejecución oportuna del plan del transporte público (líneas entrelazadas de buses y trenes) que ya existe. Sin embargo, su implementación está muy retrasada (o detenida) por obstáculos principalmente políticos. Esto es realmente una falta muy grave contra el bienestar y la calidad de vida de la ciudadanía. Por tanto, es necesario que sea declarado prioridad nacional y se acelere su implementación al máximo.
La segunda condición es el uso a todo nivel de la tecnología digital. En este frente ya existen innumerables dispositivos electrónicos y programas inteligentes, basados principalmente en sensores digitales, videosistemas y un amplio espectro de propiedades del GPS.
También existen empresas consultoras especializadas en transporte público y en la racionalización del tránsito, con experiencias comprobadas en otros países (algunas con presencia en el Perú, como Octo Tracklink de Italia, que actualmente asesora a empresas aseguradoras).
Estos especialistas podrían brindar su experiencia a través de asesorías especializadas, evitando así reinventar la pólvora, que es una gran debilidad de la que adolece el sector público.
Una política de avanzada del tránsito nunca podrá ser exitosa si no está basada en la tecnología digital.
La tercera condición y probablemente la más fácil de entender, pero la más difícil de implementar, es la de una muy firme política de control y sanciones. Esta condición es absolutamente necesaria, ya que sin ella ningún plan de transporte y tránsito funcionaría. Reglas simples y claras, pero con un sistema de control y sanciones a prueba de balas.
Basta ya de choferes con colecciones de papeletas impagas, de autos sin los permisos al día y de choferes que nunca han aprobado un examen de manejo y que han pasado directamente de manejar una mototaxi a conducir un bus de gran tamaño. Basta de abusos y basta de impunidad en estos temas.
Escribí este artículo desde el tren AVE, viajando de Barcelona a Madrid. El boleto (digital) dice: Salida 11.00 a.m, llegada 13.45 p.m. Salimos a las 11.00 a.m y acabamos de llegar, son las 13.45 p.m. ¿No les gustaría tener algo así en el Perú? ¡Qué envidia!
Mucho más tiempo, mejor salud y por ende mayor calidad de vida para los peruanos.
Muchos menos accidentes de tránsito.
Mejor rendimiento de los trabajadores, mayor productividad de las empresas y del país.
¿No debería ser una urgente prioridad para el Gobierno?