El enfriamiento de nuestra economía ha estado liderado por el desplome de la inversión. Según cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCR), el ritmo de crecimiento de la inversión privada ha descendido desde el 11% anual alcanzado en el 2011 a -2% en el 2014. ¿Cuál es el principal factor que explica este descenso abrupto de la inversión en nuestro país? ¿Es un factor local o es un factor general que afecta a toda América Latina (AL)?
El primer hecho es que el derrumbe de la inversión es un fenómeno latinoamericano. La tasa de crecimiento de la inversión total en nuestra región ha descendido del 6,7% anual registrado en el 2011 a -1% en el 2014.
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El segundo hecho es que los principales afectados han sido aquellos países donde el peso de las exportaciones de materias primas es bastante elevado. Entre el 2011 y el 2014, la tasa de crecimiento anual de la inversión ha descendido de 20% a 13% en Bolivia, de 8% a 1% en Ecuador, de 12% a -10% en Chile y de 14% a 4% en Colombia. En México, el más industrializado en AL, la tasa de crecimiento de la inversión apenas ha descendido de 5 % a 3,5% entre el 2011 y el 2014.
¿Cuál es el factor que ha producido el derrumbe de la inversión en la región? El candidato más visible es el precio de las exportaciones primarias de AL. Según la Cepal, el precio de las exportaciones primarias de AL ha descendido en 16% entre el 2011 y el 2014. En el caso del Perú, en el mismo período, el precio del cobre ha caído en 20%, el del oro en 25% y el de la plata en casi 50%.
Los hechos descritos, sin embargo, no son evidencia suficiente para afirmar que el principal culpable del descenso de la inversión en AL es la caída del precio internacional de las materias primas.
Sin embargo, una investigación reciente de Nicolás Magud y Sebastián Sosa, del Fondo Monetario Internacional (FMI), apoyada en una gran base de datos, que combina información macroeconómica con información para 16.000 empresas que cotizan en bolsa en 38 países emergentes, para el período 1990-2013, afirma que el principal determinante del desplome de la inversión en AL en el período 2011-2014 ha sido el derrumbe, a partir del 2011, del precio de las exportaciones de materias primas de la región.
Seguramente existirán en cada país explicaciones idiosincráticas que complementen la posición central de Magud y Sosa, que hay que documentar con seriedad. En el caso peruano sobran hipótesis de por qué se cayó la inversión: el ruido político, la conflictividad social, el exceso de tramitología, la falta de ‘garra’ de los empresarios, la falta de liderazgo político, el modelo neoliberal, la falta de reformas, etcétera. Pero, hasta ahora, mientras no se muestre lo contrario, la evidencia estadísticamente más dura es la del FMI.
Si la conclusión de Magud y Sosa es correcta, estamos en problemas. Como no hay indicios de que los precios de las exportaciones se recuperen en el período inmediato, la esperanza de que la inversión privada empiece a recuperarse también es remota.
La política macroeconómica, en consecuencia, debería trabajar suponiendo que un componente importante de la demanda agregada seguirá dormido por un buen tiempo.