María Pía Palacios

Según el informe de Ipsos “Actitud de la ciudadanía hacia los empresarios”, publicado en octubre del 2023, existe una brecha entre la población y las grandes empresas: solo el 17% de peruanos percibe a los grandes empresarios como íntegros y honestos. También arroja que solo el 34% de la población tiene una opinión favorable o muy favorable de las grandes empresas y, por el contrario, cuando se consulta qué tipo de empresas contribuye más al desarrollo, el 60% respondió que son los empresarios de las Mipymes.

¿Qué podemos hacer quienes tenemos una posición de liderazgo dentro de las grandes empresas frente a esto? ¿Qué podemos aprender de los microempresarios? Es necesario preguntarnos esto más aún cuando hay tanto por hacer en un país donde los niveles de pobreza se han incrementado e impactan en el 29% de la población.

Hace poco conocí más del Capitalismo Consciente y su propuesta de accionar con propósito desde las empresas y ser agentes de cambio e impulsar mejores condiciones y estabilidad para la comunidad.

Al respecto, no pude evitar llevar esta filosofía al campo de las microfinanzas y encontré que, al ser un segmento abocado a cerrar brechas y atender a la base de la pirámide, el capitalismo consciente no solo es aplicable, sino que presenta una oportunidad única para potenciar el impacto positivo de las instituciones microfinancieras (IMF).

Si repasamos sus cuatro pilares, podemos decir que estos se integran de manera efectiva en las microfinanzas. El propósito superior es el núcleo del capitalismo consciente y, al respecto, las IMF ya tienen un propósito inherente: empoderar a los emprendedores de bajos ingresos, ofreciéndoles acceso a servicios financieros que de otra manera les serían inaccesibles.

El pilar de integración de ‘stakeholders’ en el sector de las microfinanzas se traduce en diseñar productos y servicios financieros que no solo sean rentables, sino también éticos y justos en aras de fomentar la transparencia y la comunicación entre las partes para construir relaciones de confianza y cooperación.

El liderazgo consciente es otro pilar. Los líderes en las microfinanzas no solo debemos estar comprometidos con el éxito financiero, tenemos la responsabilidad de ser voz de quienes no la tienen y hacer eco en sectores que no atienden a los peruanos ubicados en la base de la pirámide. Esta labor requiere empatía, una visión a largo plazo y una gestión que priorice la sostenibilidad y el bienestar de todos los ‘stakeholders’.

Finalmente, una cultura consciente en las IMF es fundamental. Esta se manifiesta en valores compartidos y prácticas que promuevan el bienestar de la comunidad y el medio ambiente. En Caja Arequipa, este pilar lo impulsamos con fuerza, siendo la primera caja con cuatro estrellas en huella de carbono por la compensación de nuestras emisiones.

Al adoptar estos cuatro pilares, las IMF pueden maximizar su impacto positivo, pero si además le añadimos las valiosas lecciones de resiliencia, empatía y entrega que nos regalan los microempresarios, estoy segura que, no solo los líderes de microfinanzas, sino de diversos sectores, tendremos una buena fórmula para cerrar las brechas de desarrollo que tiene nuestra sociedad.

María Pía Palacios Presidenta del directorio de Caja Arequipa.

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