El pasado 19 de septiembre se celebró en Lima el II Foro Andino sobre los desafíos del transporte aéreo en el Perú. El evento reunió a líderes del sector, autoridades y expertos en un espacio de diálogo y reflexión, donde se analizaron temas relevantes como la competitividad, la sostenibilidad y la facilitación de procesos en la aviación.
La aviación es fundamental para el desarrollo económico de América Latina y el Caribe. Según datos de IATA y el documento del IDB Tourism Sector Framework (mayo de 2022), el sector representa el 10% del PBI de la región y genera aproximadamente el 9% del empleo, lo que equivale a 24 millones de puestos de trabajo. Además, aunque la carga aérea solo representa el 1% del volumen global, es responsable del 35% del valor de la carga transportada.
Estas cifras subrayan la importancia de la conectividad aérea no solo para el turismo, sino también para el comercio y la inclusión social.
Durante el foro se discutieron estrategias para mejorar la conectividad aérea en la Comunidad Andina (CAN), que incluye a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Según la CAN, en el primer semestre de 2024, el tráfico de pasajeros intracomunitarios alcanzó niveles prepandemia, con más de 35 millones de pasajeros transportados en 2023, lo que representa un aumento del 20,2% respecto al año anterior. Este crecimiento es un indicativo del dinamismo del sector y de la necesidad de seguir trabajando en regulaciones que faciliten el acceso a los vuelos y promuevan un entorno competitivo.
Uno de los temas más destacados fue la sostenibilidad en la aviación. La industria está comprometida con alcanzar el objetivo de emisiones netas cero para 2050. Para lograrlo, se están implementando diversas medidas, como el desarrollo de combustibles sostenibles de aviación (SAF), que ya han sido utilizados en más de 490.000 vuelos desde 2016.
En 2022, se produjeron más de 300 millones de litros de SAF, pero es apenas menos del 0,3% del total de demanda de combustible de aviación. Es ahí donde está la gran oportunidad para nuestros países de desarrollar proyectos público-privados para ser productores de SAF.
Esto no solo representa un avance hacia una aviación más limpia, sino que también abre oportunidades para la innovación y la inversión en la región. Y en esto Brasil lleva la delantera.
Nuestro aporte fue analizar los desafíos para mejorar la conectividad aérea y cómo hacer que volar sea más accesible para todos. Desde nuestra posición buscamos conectar a los países andinos y hacer que el transporte aéreo impulse nuestras economías y comunidades. La colaboración entre el sector público y privado es esencial para crear un marco normativo que fomente la inversión y la innovación. Eso dentro de un marco que permita la libre competencia, una reducción de la carga impositiva y una infraestructura aérea eficiente y segura.
Esta fue una valiosa oportunidad para compartir ideas y experiencias. Estoy convencido de que el diálogo continuo entre los actores del sector es esencial para enfrentar los retos que se presentan. El futuro del transporte aéreo en América Latina y el Caribe es prometedor, pero requiere un esfuerzo conjunto. La aviación no solo conecta destinos, sino que también une a las personas y comunidades, y es nuestra responsabilidad garantizar que todos tengan la oportunidad de volar.