María Rosa Villalobos

Es casi seguro que mientras los fondos de las AFP existan, desde el Legislativo se tratará de generar más retiros. No importa que tan crítica sea la situación de los fondos, porque aunque estén en cuidados intensivos, la intención para recibir un aplauso efectista y de corto plazo, seguirá vigente.

Tampoco importa cuántas veces se explique el tema estructural, y se repita una otra vez que los fondos son intangibles. Cuando el Congreso se ha propuesto generar retiros, lo que se ha visto en la práctica desde el otro lado de la mesa es una estrategia para mitigar el golpe (la salida del dinero) y no para evitarlo, porque cuando en el Congreso hay voluntad, lo demás es una utopía.

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¿Quién no quiere dinero en su bolsillo, y más en estos tiempos convulsos? Muy pocas son las personas que no han tocado en todo este tiempo sus ahorros previsionales. Y aún más pocas son las que defienden con real conocimiento de causa y a rajatabla la idea de tener un ahorro previsional. En esta discusión conviven infinitos puntos de vista, siendo quizá los más comunes, dos. Por un lado “es mi plata, yo decido, mi vejez es mi problema”, y por el otro, “es mi plata, la quiero de vuelta, pero reconozco la necesidad de contar con un sistema previsional”.

Es este último grupo el interesado en la discusión sobre la reforma. De los temas más sensibles por abordar resalta qué tan solidario podría llegar a ser el nuevo sistema. Es decir, si hay un fondo común, ¿cuánto de mi ahorro personal se destinaría a ese “pozo”?.

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Otra preocupación en el marco de una futura reforma radica en la entidad que se encargaría de gestionar los fondos. El Estado no es, ni de cerca, la opción favorita para llevar ese encargo, pero queda claro que algún rol supervisor, y hasta quizá mediante un organismo autónomo, tendrá.

Este debate está abierto, y de él se puede esperar cualquier cosa. Pero, lo que es evidente con las dos nuevas propuestas de retiro ingresadas al Congreso en las últimas semanas, es cómo funciona la voluntad de algunos de nuestros representantes, que tienen ahora hasta el 17 de este mes para mostrarnos otra cara, o, aunque sea, tratar de.


María Rosa Villalobos Editora de Economía y Día 1