Dólar
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En las últimas semanas hemos experimentado un período de depreciación cambiaria que ha generado cierta preocupación, sobre todo en las familias y empresas que tienen ingresos en soles pero deudas en dólares.

En las últimas tres semanas, el valor del sol frente al dólar retrocedió 1,6% y en ese período alcanzó su valor más bajo en lo que va del año. Esto también sucedió con otras monedas de la región.

De hecho, el peso argentino, el peso mexicano y el real brasileño cayeron incluso mucho más que el sol (20%, 10% y 7%, respectivamente).¿Qué explica la reciente depreciación del sol?

La respuesta está en el frente externo.

El dólar ha venido recuperando terreno frente a las monedas de otras economías avanzadas (5,6% entre el 17 de abril y el 21 de mayo). Esto se explica por lo que, en realidad, es una buena noticia: la recuperación de la economía norteamericana es cada vez más sólida.

Las ventas de ‘retail’ sorprendieron al mercado con resultados mejores a los esperados y la tasa de desempleo alcanzó su nivel mínimo desde el 2008.

Asimismo, el impulso fiscal ya está generando un impacto positivo sobre la economía y el riesgo de una guerra comercial ahora es menor. Esto gracias a las negociaciones en torno a la imposición de aranceles entre China y Estados Unidos. Así, el crecimiento de EE.UU. es tan sólido que por fin parece estar generando las presiones al alza que se vienen esperando hace mucho tiempo.

En lo que va del año, se viene observando un incremento sostenido de los salarios, una aceleración de la inflación y un mayor precio del petróleo. Esto último impulsado –entre otros factores– por una mayor demanda de EE.UU.

Estos dos elementos juntos –recuperación sostenida de la actividad económica y mayores riesgos inflacionarios– han generado expectativas de que la Reserva Federal (FED) va a tener que subir sus tasas de interés para moderar el crecimiento de la inflación.

Esta expectativa genera que inversionistas internacionales salgan de países emergentes por dos razones: para aprovechar los mayores retornos en dólares y para reducir el riesgo que la subida de tasas de interés puede generar en algunos países emergentes. En el pasado, ciclos de subida de tasas de interés de la FED han generado problemas en este grupo de países.

Al Perú, este cambio de “ánimo” o de expectativas en los inversionistas le ha generado un impacto menor que a otros países. Y eso se explica porque tenemos una política macroeconómica ordenada.

En pocas situaciones, como esta, queda muy claro que todos ganamos si mantenemos unas finanzas públicas ordenadas. Si no fuese así, este cambio de entorno internacional podría haber generado una mayor salida de capitales, con mayor pérdida de valor del sol y con un mayor encarecimiento del crédito en dólares.