"En una coyuntura como la que estamos viviendo, muchas veces los esfuerzos para reducir las brechas de género suelen pasar a un segundo orden de importancia. El sector privado tiene un rol clave en promover entornos más inclusivos y contribuir al desarrollo socio económico de las mujeres de nuestro país", indica Uccelli. (Ilustración: Jean Izquierdo/El Comercio)
"En una coyuntura como la que estamos viviendo, muchas veces los esfuerzos para reducir las brechas de género suelen pasar a un segundo orden de importancia. El sector privado tiene un rol clave en promover entornos más inclusivos y contribuir al desarrollo socio económico de las mujeres de nuestro país", indica Uccelli. (Ilustración: Jean Izquierdo/El Comercio)
Miguel Uccelli

Para quienes hemos tenido el privilegio de crecer rodeados de ejemplares, nos cuesta mucho entender las diferencias de oportunidades y los mayores desafíos que enfrentan muchas mujeres en nuestra sociedad. Muchos hombres y mujeres niegan el problema, y líderes se ponen de lado cuando el tema se discute en nuestros chats. “Hay cosas más importantes que resolver” es una de las excusas más usadas para racionalizar el problema y salirse del incómodo lugar en el que nos ponen los datos. El dilema se vuelve una paradoja cuando las mujeres que han alcanzado posiciones de liderazgo niegan también el problema. Los datos son sólidos: las diferencias salariales en nuestro país bordean el 30%, de acuerdo con el INEI, y la representación de mujeres en los directorios de las empresas listadas en la Bolsa de Valores de Lima no supera el 10%.

A pesar de ello, y luego de un año del inicio de la pandemia en el Perú, es notable el creciente liderazgo y participación de la mujer en nuestra economía. Pese al difícil contexto, el 50% de las 47 mil empresas creadas en el tercer trimestre del 2020 son lideradas por mujeres, y más del 70% de las casi 500 mil bodegas que existen en nuestro país son gestionadas por mujeres. Elijamos cualquier sector económico: siempre encontramos una mujer como ejemplo de valentía, resiliencia y liderazgo.

Hoy vemos también avances muy importantes en muchas de las instituciones públicas y gremios privados. Un claro ejemplo es Líderes por la Equidad de Género de IPAE, que ya reúne a más de 130 líderes comprometidos con el tema. A pesar de todos estos avances, debemos tener en cuenta que la pandemia también ha sido desigual. Según el último informe técnico del mercado laboral en Lima Metropolitana del INEI, durante el trimestre noviembre del 2020 a enero del 2021, el empleo adecuado disminuyó en 32,2% en las mujeres, mientras que 23,6% en los hombres en comparación al mismo periodo un año atrás. Las mujeres han sido más impactadas, las brechas de siempre siguen ahí, y muchas no han hecho sino agrandarse durante el 2020.

Tenemos mucho camino por recorrer. Es por eso, que creemos que el primer paso para empezar a reducir la brecha de género en nuestras organizaciones siempre es conocer nuestras propias diferencias. En Scotiabank, venimos midiendo desde hace cinco años el porcentaje de participación y brecha salarial por nivel, al igual que el ratio de mujeres ascendidas. Este año quisimos ir más allá y realizamos nuestro primer reporte de equidad de género para medir nuestra huella como organización desde una perspectiva de género, incorporando también métricas relacionadas a nuestros clientes y a nuestra comunidad.

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El camino aún es largo, y por eso nos entusiasmó confirmar que el rol de la mujer en la toma de decisiones financieras es cada vez mayor y que venimos acompañando el desarrollo de la mujer emprendedora. Conocer que el 48% de los créditos de Reactiva que otorgamos fueron destinados a empresas lideradas por mujeres, que el 44% de nuestros clientes Pyme son mujeres y que el 41% de nuestros proveedores son liderados por mujeres es el primer paso de un largo camino.

La inclusión de la mujer en la economía viene acompañada también de una mayor inclusión digital. Al analizar el comportamiento de nuestros clientes, vimos un incremento a 41% de mujeres utilizando nuestros canales digitales, versus un 39% en hombres. Estas cifras son alentadoras y muestran que cuando incluimos financieramente a las mujeres, ellas utilizan activamente los nuevos canales. El reto es apalancarnos en las nuevas soluciones digitales para seguir impulsando la inclusión financiera de las mujeres en nuestro país.

En una coyuntura como la que estamos viviendo, muchas veces los esfuerzos para reducir las brechas de género suelen pasar a un segundo orden de importancia. El sector privado tiene un rol clave en promover entornos más inclusivos y contribuir al desarrollo socio económico de las mujeres de nuestro país.

Es un avance ver cada vez más espacios y conversaciones en torno a esta fecha y la problemática señalada. En nuestro caso, hoy tendremos un espacio de conversación muy interesante con tres mujeres referentes en distintos sectores: Alexandra Herrera, Mávila Huertas y Rosario Bazán en el panel Empowering Women.

Estoy convencido de que visibilizar historias de referentes es clave para seguir avanzando en el camino hacia la equidad. Juntos, organizaciones y personas, asegurémonos hoy de que promover la equidad de género sea un tema principal en nuestra agenda. Como quedó claro durante el 2020 e inicios del 2021: impulsar el bienestar de todos y todas demandan de trabajo en equipo y, cuando no avanzamos, retrocedemos. Lo bueno es que, si avanzamos juntos, el camino hacia la igualdad de oportunidades se hará más fácil.

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