Por: Ben Schneider, presidente de Indra en el Perú y director del MBA de la U. del Pacífico
El directorio, como órgano que dirige el destino de la firma, tiene en sus manos la responsabilidad de entender la implicancia de la disrupción digital, la cual está transformando la forma de hacer negocios. Sin embargo, históricamente, los directores han pasado por momentos difíciles a la hora de tomar decisiones sobre inversiones en tecnología de la información (TI).
Esto porque asocian el campo de la TI con evaluaciones de proyectos complejos de transformación, que suelen tomar años, además de las complicadas explicaciones que el responsable de TI da para convencerlos de alguna inversión o justificar desviaciones en el presupuesto.
A su vez, los directores traducen las explicaciones a su idioma más común, es decir, cómo la inversión en tecnología impactará en la reducción de costos. Ahora bien, en la era de la transformación digital, la dinámica antes descrita simplemente no funciona.
Las empresas hoy deben diseñar modelos de negocio digitales, que implican cambios importantes en los procesos y en TI. A su vez, esto requiere retener y contratar colaboradores con capacidades adecuadas para desenvolverse en el mundo digital.
TI debe dejar de ser un área de soporte y pasar al centro del escenario, no solo como un facilitador para generar eficiencias sino, y sobre todo, como generador del negocio presente y futuro de la firma.
Para ello, los directores deberán aprender un nuevo lenguaje focalizado en temas digitales, tales como: agilidad en desarrollar productos y llegar rápidamente al mercado, cómo comunicarse con los clientes y proveedores y cómo explotar la cantidad de datos que la firma acumula.
Mientras más sepan los directores sobre lo que implica ser una firma digital, más fácil será para los ejecutivos de la empresa implementar la estrategia. ¿Pero cómo lograr esto?
Una investigación realizada por la consultora McKinsey sugiere que los directores se hagan cinco preguntas relacionadas con las tecnologías de información.
¿En qué medida la tecnología permite que las actividades básicas de la empresa se desarrollen? ¿Qué valor obtiene la firma de sus proyectos de tecnología más importantes? ¿Cuánto le toma al área de TI desarrollar y desplegar nuevas funcionalidades en la forma en que la firma digital opera? ¿Cuán eficiente es el área de TI de la empresa implementando nuevas tecnologías y en lograr los objetivos deseados? ¿Qué capacidades necesitan los colaboradores del área de TI para lograr los objetivos trazados en el plan de digitalización de la organización?
Las respuestas serán claves para que los directores entiendan cuánto valor genera esta área, y ese valor será central para sobrevivir primero y destacar después en una era donde la disrupción digital trastoca a cada empresa y le exige respuestas inmediatas.