Elsa Galarza

Todos los presidentes, a lo largo de su período de gobierno, han realizado cambios en sus gabinetes ministeriales. Sin embargo, a partir del 2016 se han observado cambios cada vez más recurrentes, llegando a ser el Gobierno de Pedro Castillo el que marcó el récord de 78 ministros en 495 días de gobierno. Si nos enfocamos en el Ministerio de Interior veremos que ha tenido 11 ministros en los últimos dos gobiernos, 7 en el Gobierno de Castillo y 4 en el Gobierno de Boluarte.

Los cambios constantes en la alta dirección de las entidades públicas pueden tener efectos económicos negativos en los gobiernos, así como en la gestión pública de cada ministerio u organismo público.

Los impactos que afectan al gobierno se reflejan en la falta de coherencia en las políticas económicas, la incertidumbre para los inversionistas, la desviación de recursos, y el impacto en la percepción internacional.


Los cambios frecuentes en los puestos de alta dirección del gobierno pueden generar incertidumbre entre los inversionistas y empresarios al considerar que la continuidad en las políticas y la dirección económica puedan variar. Hay que considerar que las inversiones son de largo plazo por lo que tener políticas estables es fundamental para garantizar la inversión. Asimismo, cada ministro puede tener diferentes perspectivas y enfoques en cuanto a las políticas económicas, lo que puede resultar en falta de coherencia y estabilidad en el entorno económico. Esto puede afectar la confianza de los agentes económicos y dificultar la planificación a largo plazo tanto para empresas como para consumidores.

La constante rotación de ministros implica destinar tiempo para familiarizarse con las nuevas responsabilidades y desarrollar nuevas agendas, lo que podría retrasar proyectos y programas económicos importantes.

Esta transición también impacta la percepción internacional sobre la estabilidad política y económica del país. Esto puede influir en la calificación crediticia del país, en el acceso a financiamiento internacional y la confianza de los inversores extranjeros.

Los cambios constantes en la alta dirección pública pueden también tener un impacto significativo en la gestión pública de cada sector, incluida la falta de continuidad y estabilidad, la inestabilidad de la organización, la pérdida de conocimiento institucional, y costos de la transición.

Del mismo modo que a nivel general, al nivel de cada sector los cambios frecuentes en la alta dirección pueden llevar a una falta de continuidad en las políticas sectoriales y de las estrategias específicas. Las prioridades pueden cambiar, lo que dificulta la implementación consistente de planes a largo plazo. También se puede presentar cambios organizativos, los funcionarios pueden sentirse desmotivados o confundidos sobre la dirección de la entidad, y esto afecta la moral y la productividad.

Asimismo, los nuevos líderes sectoriales deben familiarizarse con la organización, sus procesos y su cultura, lo que puede resultar en una pérdida de conocimiento institucional, ya que los nuevos líderes pueden tener otra idea de los desafíos que enfrenta la entidad. Además, existen costos asociados con la búsqueda, selección y transición de nuevos funcionarios y costos de tiempo que lleva el capacitar a nuevos equipos que pueden afectar la eficiencia operativa de la entidad.

En resumen, los cambios de ministros pueden tener un efecto dominó en la gestión gubernamental, la dinámica política y la confianza pública. Estos continuos cambios pueden tener implicaciones significativas en la eficiencia y la efectividad de los sectores y del gobierno, así como en la coordinación interministerial. Por ello, hay que escoger bien porque el costo, lo pagamos todos.


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