María Pía Palacios

Creado en el 2021 pero reforzada en el 2023, el Programa de Fortalecimiento Patrimonial ha permitido la intervención, por parte de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), a tres de siete entidades acogidas a la iniciativa. ¿Esto es un avance? Yo creo que sí.

El sistema microfinanciero peruano que es reconocido a nivel internacional, ha crecido, madurado, y ha llegado a un tramo del camino en donde debe, a paso firme, encaminarse a un siguiente nivel que es su proceso de consolidación. Esta es la lógica del programa, y con esta mirada propongo observar las intervenciones ocurridas en el último trimestre, a dos entidades por parte de la SBS, y la adquisición de las mismas por Caja Piura y Caja Arequipa, respectivamente.

El fortalecimiento de las microfinanzas es, en esencia, un proceso para avanzar en la solidez y respaldo que los clientes del sector merecen. Robustecer estas instituciones es una señal de estabilidad para el sistema financiero en su conjunto. Las microfinanzas representan la puerta de entrada para millones de peruanos que, de otra manera, no tendrían acceso al sistema formal. Fortalecer estas instituciones implica, entonces, proteger tanto a los clientes actuales como a los futuros, y asegurar que los esfuerzos de inclusión financiera no se pierdan.

Sin embargo, el fortalecimiento no debe verse solo como un proceso regulatorio que se transita de manera administrativa. Este paso debe ser asumido por las entidades como un aprendizaje profundo, en el que se honre el compromiso con los clientes, especialmente los pequeños emprendedores y ahorristas. Aquellas entidades que han adquirido nuevas responsabilidades deben entender que, con ellas, están tomando en sus manos la confianza y los sueños de millones de personas. La confianza en el terreno de las microfinanzas no se construye de la noche a la mañana; es el resultado de años de esfuerzo por parte de entidades que han trabajado para brindar servicios financieros inclusivos y accesibles.

Es crucial recordar que el fortalecimiento de las entidades microfinancieras protege a un segmento de la población que, aunque a veces parece pasar desapercibido, es fundamental para el futuro del país: las instituciones microfinancieras concentran más del 21% de clientes activos, muchos de ellos, nuevos en el sistema formal. Este grupo no solo es representativo por su volumen, sino también por su composición: una población en crecimiento, mayoritariamente joven, que constituye la promesa de una economía más inclusiva. Sin embargo, esta es también la población más vulnerable, tanto a nivel económico como en términos de seguridad. Es aquí donde los prestamistas informales, como los “gota a gota”, encuentran terreno fértil. Por tanto, es importante brindar no solo productos financieros, sino también suficientes garantías y respaldo.

Finalmente, no debemos perder de vista que el fortalecimiento del sector microfinanciero es también una estrategia para resguardar financieramente a la comunidad Mype y con ello, el 96% del total de empresas en el Perú, más de 8,5 millones de empleos y 17% del Producto Bruto Interno nacional. Esto no es solo un asunto de estabilidad económica, sino de justicia social, pues son ellas las que sustentan el trabajo de gran parte de la población económicamente activa y contribuyen de manera significativa al desarrollo del país.

El futuro de las microfinanzas en el Perú está en nuestras manos. Fortalecemos a estas instituciones, no solo asegurando su viabilidad, sino garantizando que sigan siendo una herramienta fundamental para la inclusión, el desarrollo y la estabilidad económica del país.

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