Elsa Galarza

Las Fiestas Patrias promueven en nosotros, ciudadanos, sentimientos de identidad, orgullo y unidad. Estas fechas despiertan un fuerte sentimiento de patriotismo al recordar los logros y sacrificios de nuestros antepasados. Los desfiles y eventos en estos días fomentan la cohesión social y el sentido de comunidad, al reunir compatriotas de diferentes regiones y culturas. Pero las Fiestas Patrias no solo ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre el pasado, sino también proyectarse al futuro, lo que al parecer no nos entusiasma mucho.

En particular, nuestros gobernantes y políticos han perdido la capacidad de pensar más allá del muy corto plazo, y nos hemos olvidado de realizar un análisis exhaustivo del futuro. Estudiar el futuro del país implica identificar las tendencias, elaborar escenarios posibles, identificar oportunidades y mitigar riesgos que puedan afectar a los ciudadanos, organizaciones y empresas. Estudiar el futuro es muy relevante para las economías porque permite desarrollar estrategias que logren anticipar y prepararse para los desafíos en el futuro.

Existen países que destacan por tener una sólida tradición en usar estudios de futuro, también llamada prospectiva, al más alto nivel de gobierno como parte de sus estrategias de planificación a largo plazo. Francia, por ejemplo, cuenta con un Consejo Nacional de la Prospectiva, que asesora al gobierno en temas de desarrollo sostenible, innovación y prospectiva estratégica y, Singapur tiene una Comisión de Planificación del Futuro. En América Latina, México realiza investigaciones para asesorar a diferentes sectores y al gobierno a través del Centro de Prospectiva del Tecnológico de Monterrey, y Costa Rica y Colombia han incorporado la prospectiva en su visión de desarrollo a largo plazo y en la identificación de oportunidades para el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.

Estos países y otros más han demostrado el valor de los estudios del futuro como herramienta para el diseño de políticas públicas, la planificación estratégica y la toma de decisiones a largo plazo. En el Perú, se hacen necesarias políticas públicas que aborden los desafíos actuales y anticipen las necesidades futuras del país. Algunas áreas claves en las que se pueden enfocar estas políticas son la descarbonización y el mayor uso de energía solar, geotérmica y eólica; la protección y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad; el desarrollo de infraestructuras sostenibles; el impulso a la innovación, tecnología y la promoción de políticas que fomenten la investigación, el desarrollo y la adopción de tecnologías en diversos sectores; y el fortalecimiento del sistema educativo para que esté orientado hacia el desarrollo de competencias relevantes para el futuro.

Estas políticas y, probablemente otras más, deben ser parte de una estrategia integral y de largo plazo, respaldada por una visión de futuro que busque el bienestar y la prosperidad sostenible para todos los peruanos, conservando al mismo tiempo el patrimonio natural del país. En este sentido, el observatorio nacional de prospectiva del Ceplan es un esfuerzo que va en el sentido correcto. Nada de esto será posible si no existe cooperación entre los diferentes niveles de gobierno y actores de la sociedad. La academia tiene aquí un rol central que no debemos postergar si queremos que el Perú tenga futuro.

Elsa Galarza es Directora de la Escuela de Gestión Pública Universidad del Pacífico