La economía peruana está parada desde noviembre pasado. El crecimiento del PBI desestacionalizado en el primer semestre de este año ha sido nulo. ¿Cómo pudimos llegar a esta situación en una economía que cuenta con todo el armamento para impedir una recesión? ¿Qué pasó con el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)?
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El producto bruto interno (PBI) ha crecido solo en 1,8 % en mayo, con relación al mismo mes del año anterior. Esta es la cifra más baja de crecimiento desde octubre del 2009. La de junio puede ser peor.
Lo más preocupante, sin embargo, es la trayectoria del PBI desestacionalizado. La cifra desestacionalizada está limpia de eventos como la Navidad, el clima o los días feriados, está limpio del “efecto Semana Santa”, y es el que usan todos los países desarrollados. Según este indicador, el PBI de mayo está por debajo del de noviembre pasado, y el crecimiento del primer semestre del 2014 habría sido nulo. Además, en el primer semestre el crecimiento de la inversión privada, las exportaciones y la inversión pública ha sido negativo o nulo. Asimismo, las importaciones de bienes de consumo duradero, de bienes de capital y la venta de autos nuevos han descendido.
En resumen, se observan casi todos los síntomas de una economía en recesión. ¿Nos merecíamos este resultado? ¿No habíamos aprendido de la crisis del 2008-2009?
Durante la crisis del 2008-2009, por primera vez en la historia del país se puso en práctica –aunque con demora– una política macroeconómica contracíclica. Ante un choque recesivo consistente en la reducción de los términos de intercambio y la salida de capitales, el BCRP redujo la tasa de interés de referencia y el MEF elevó el gasto público.
El resultado, ayudado por una mejora rápida de las condiciones internacionales, fue que en el 2010 ya estábamos creciendo por encima del 8% anual.
Esta vez, la piedra fue la misma: caída de los términos de intercambio y salida de capitales de corto plazo. Según el último Reporte de Inflación del BCRP, una reducción de los términos de intercambio conduce a la caída de la inversión privada y el PBI. Ya se sabía, entonces, que la economía peruana podía enfriarse.
La caída de los términos de intercambio y la salida de capitales empezó en mayo del año pasado, cuando la FED de Estados Unidos empezó a poner fin a la política monetaria expansiva. En ese entonces, ya estaba claro que el choque externo iba a enfriar la economía (ver mi artículo “Empezó el aterrizaje suave”, El Comercio, 25/7/13).
Y el choque externo enfrió la economía. Es cierto que la situación se agravó con el congelamiento de las inversiones en los gobiernos regionales por los casos de corrupción detectados y la postergación del ingreso a todo dar de Toromocho. Pero está claro que el MEF y el BCRP fallaron en impedir este enfriamiento, el más anunciado de la historia contemporánea. Si el BCRP hubiese reducido con más fuerza la tasa de interés de referencia, en lugar de jugar con la tasa de encaje en moneda local, de dudosa efectividad, y si el MEF hubiese elevado el gasto público, en lugar de centrarse en el problema de la ‘tramitología’, la economía peruana hubiera crecido por encima del 4% en este año, sin problemas. Ahora ya es tarde.
¿A quién le cobramos por este enfriamiento gratuito de la economía peruana?