Hoy la ciudad de Lima cumple 485 años de fundación. En la capital del país reside un tercio de los habitantes del Perú, lo que constituye uno de los 30 mayores conglomerados urbanos del mundo. Además, en Lima se concentran las actividades productivas, comerciales y de servicios públicos y privados de todo el país. Sin embargo, a pesar de ser la región con mayor ingreso familiar promedio y de alcanzar avances importantes en ámbitos como salud, educación y servicios públicos, aún quedan importantes retos asociados a la desigualdad de oportunidades, al desarrollo urbano y a la seguridad ciudadana.
Lima, a pesar de ser la región con mayor desarrollo humano (medido por el índice elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), no ha logrado que toda su población acceda a las mismas condiciones de vida. De hecho, la brecha entre los distritos de Lince –que tiene el mayor ingreso familiar promedio– y Paccho –en la provincia de Huaura, Lima, y que ocupa el último lugar– es de 1 a 30. Solo considerando Lima Metropolitana, el ingreso promedio del distrito más rico es el doble que el del distrito más pobre. Es difícil que Lima avance si una gran parte de su población no cuenta con las mismas oportunidades o posibilidades.
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Otro reto urgente es la planificación urbana. El tráfico limeño, la escasez de ciclovías y la pérdida de áreas verdes también son consecuencia de un crecimiento sin planificación. Lima concentra la mayor parte de servicios públicos, pero la aglomeración poblacional que la caracteriza hace que la brecha en agua y saneamiento en varias zonas sea similar a la de las provincias con la menor provisión de servicios públicos. Es difícil que distritos con pocos recursos y servicios deficientes se preocupen por áreas verdes cuidadas y sistemas de recojo de basura, cuando no tienen satisfechas las necesidades más básicas de agua y desagüe. En cuanto al sistema de transporte, es importante transformar el sistema informal y caótico que conocemos. Es necesario convertir las rutas de buses a un sistema integrado de transporte y ordenado.
Finalmente está el reto de la seguridad ciudadana. De acuerdo con el INEI, alrededor del 30% de limeños reporta que ha sido víctima de algún hecho delictivo. Más aún, la percepción de inseguridad en Lima es de las más altas: el 90% de los limeños piensa que podría ser víctima de un delito en cualquier lugar en los próximos 12 meses. Un primer paso para hacer políticas de seguridad es recoger información y sistematizarla para encontrar alternativas que funcionen y diseñar estrategias preventivas de vigilancia y patrullaje para los lugares más vulnerables.
Necesitamos una visión de ciudad y esfuerzos articulados para una Lima segura, ordenada, conectada y con mejores condiciones sociales y oportunidades para todos. Es posible. ¡Feliz cumple, Lima!