La velocidad de las oportunidades y las organizaciones solían ser similares, pero con la llegada de la tecnología y la interdependencia global, esta relación ha cambiado. Ahora, para mantener la competitividad, debemos cambiar nuestro enfoque de la gestión de organizaciones a la gestión de oportunidades.
En primer lugar, debemos definir qué tipo de oportunidad queremos aprovechar y cómo encaja con nuestras capacidades competitivas. Por ejemplo, la empresa de transporte Uber identificó la oportunidad de conectar a conductores con pasajeros utilizando la tecnología móvil existente, lo que les permitió revolucionar la industria del transporte.
En segundo lugar, debemos buscar colaboradores, socios comerciales y, a veces, incluso competidores que puedan ayudarnos a aprovechar al máximo la oportunidad. Por ejemplo, Apple y Nike colaboraron para crear un reloj inteligente que combina la tecnología de Apple con la experiencia en ropa deportiva de Nike.
En tercer lugar, debemos explorar constantemente las oportunidades emergentes y estar atentos a las tendencias del mercado, intercambiando mucha información y bajo un enfoque muy sistémico. Por ejemplo, en 2008, Natura leyó la tendencia medioambiental y empezó a adaptar su modelo de negocio para vender productos de belleza sostenibles y respetuosos del medio ambiente.
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En cuarto lugar, una vez que hemos conectado con una oportunidad, debemos maximizar sus beneficios y establecer una ventaja competitiva que nos permita seguir nuevas oportunidades en el futuro. En 2004 Google ya era el buscador N°1 a nivel global, y aprovecha esta oportunidad para lanzar Gmail, ofreciendo el correo de manera gratuita, logrando naturalmente consolidarse como el principal proveedor de email.
En quinto lugar, debemos relacionarnos con aquellas personas que ven la oportunidad como una amenaza, para entender mejor los riesgos asociados y tomar medidas para mitigarlos. Por ejemplo, Airbnb y la industria hotelera empezaron a colaborar e integrarse para expandir el mercado de alojamientos, haciendo que pasen de sustitutos a complementos.
Finalmente, debemos influir positivamente en nuestro entorno para crear más oportunidades, tanto para nosotros como para nuestra comunidad.
En un mundo cada vez más cambiante e interdependiente, la gestión de oportunidades se ha convertido en una necesidad crucial para cualquier organización que desee sobrevivir y prosperar. Aquellos que no estén dispuestos a adaptarse y aprovechar las oportunidades que surjan, enfrentarán graves consecuencias y probablemente se quedarán atrás en el mercado. En última instancia, la elección es clara: adaptarse o enfrentar el riesgo de desaparecer.