Estar al frente de empresas comprometidas con el bienestar de la sociedad peruana es una responsabilidad que impulsa a los líderes a sopesar el rol fundamental que desempeña la educación nutricional en la garantía de la seguridad alimentaria del país. El Perú, una nación rica en diversidad cultural y culinaria, enfrenta desafíos significativos en términos de acceso equitativo a alimentos nutritivos y saludables. Por ello, para abordar estos desafíos de manera efectiva, es necesario reconocer el poder transformador de la educación nutricional.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al primer semestre del 2023 la desnutrición crónica infantil alcanzó el 11,1% a nivel nacional, con mayor prevalencia en zonas rurales, donde llegó a 21%. Estas cifras son alarmantes ya que subrayan la urgencia de tomar medidas concretas para mejorar la salud y el bienestar de nuestra población. No se pueden dejar de lado los altos índices de anemia que hipotecan el futuro de la infancia y del país.
La educación nutricional va más allá de informar sobre qué alimentos consumir y los beneficios de una dieta equilibrada; implica también combatir las creencias que se han construido sobre la base de mitos y suposiciones que no cuentan con sustento científico y real. Es importante que los profesionales se formen libres de prejuicios y procuren la mayor objetividad para orientar a la población de manera eficaz. Por todo ello, la inversión en programas educativos accesibles, descentralizados y de alcance nacional es crucial.
La inversión en educación nutricional es una inversión en el futuro de Perú. Los programas de alimentación escolar muestran un rendimiento de US$9 por cada US$1 invertido, de acuerdo con el informe “Aprender y prosperar: Salud y nutrición escolar alrededor del mundo” de Unicef. Sin embargo, el presupuesto destinado a la nutrición en Perú sigue siendo insuficiente.
Es fundamental que tanto el sector público como el privado trabajen en conjunto para promover la educación nutricional a nivel nacional. Es clave redoblar los esfuerzos en la implementación de políticas que fomenten la alimentación saludable en escuelas, el acceso al agua potable y el manejo adecuado de los alimentos, la capacitación de profesionales de la salud en nutrición y la promoción de la agricultura sostenible, para garantizar el acceso a productos nutritivos en todas las comunidades.
La educación nutricional es un componente indispensable en la lucha contra la inseguridad alimentaria en el país y el mundo. Los líderes empresariales deben asumir la responsabilidad de promover la educación nutricional y trabajar en colaboración con el gobierno, las organizaciones sin fines de lucro y la sociedad civil para impulsar un cambio positivo y duradero. Solo mediante un compromiso conjunto es posible construir un futuro donde todos los peruanos tengan acceso a alimentos nutritivos que mejoren su calidad de vida.