¿Has usado alguna herramienta o aplicación con Inteligencia Artificial? ¿Y te han pedido algún dato personal o sensible para usarla? El interés que ha despertado la IA en nuestro país, y en general en la sociedad, ha hecho que muchas personas quieran probarla, generando textos o imágenes, o buscando respuestas en asistentes interactivos, sin percatarse que pueden estar entregando datos personales.
Y no me refiero a claves o datos bancarios, sino a la información que a simple vista no parecería sensible: nombres de cuentas en redes sociales, dirección de email, fotos y hasta la voz.
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Ahora, si pensamos en esa exposición de datos, pero a nivel empresarial, el riesgo es aún mayor. Un estudio de IBM reveló que el 46% de los CEOs en América Latina identifica la privacidad de los datos como su principal prioridad de negocio. Lo preocupante es que, en Estados Unidos, uno de los países más avanzados a nivel de adopción de IA, solo el 30% de los altos ejecutivos encuestados dice que su organización está lista para adoptar la IA Generativa de manera responsable.
¿Qué hacer entonces? La regulación de la IA podría ser una solución clave para determinar las ‘reglas de juego’ en el desarrollo y uso de esta tecnología. De hecho, Perú fue uno de los primeros países en generar está discusión con la ‘Ley que promueve el uso de IA en favor del desarrollo económico y social del país’, pero aún se trata de una etapa muy temprana.
Y mientras eso ocurre, el primer filtro o barrera deben ser las empresas y las personas que usamos IA.
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Las empresas porque en sus manos está elegir a un proveedor confiable de IA, con quien compartan los valores, la visión de una recolección y uso de datos responsable. Desde un banco hasta una tienda online, sin importar el tamaño del negocio, este debe ser un punto clave en la lista de prioridades.
Y las personas, porque antes de usar un asistente con IA o una aplicación, ya sea por trabajo o por ocio, deben preguntarse si es necesario entregar toda la información, fotos o documentos que la herramienta solicita y si serán tratados bajo políticas de privacidad o serán usados por terceros… lo que podría ser el inicio, incluso, de un riesgo cibernético.