Que el Banco Central de Reserva del Perú tomara por sorpresa a los mercados optando por una pausa en el ciclo de reducción de la tasa de interés contribuyó a la caída del tipo de cambio.
Durante esta semana, los principales bancos centrales del mundo han acaparado la atención internacional. Por primera vez en 17 años, el Banco de Japón ha incrementado su tasa de interés, poniendo fin a un experimento de tasas negativas que se prolongó durante ocho años. Sin embargo, el evento más destacado para los mercados globales fue el pronunciamiento de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), el pasado miércoles. Aunque la tasa de interés en Estados Unidos se mantuvo sin cambios, la intervención de Powell fue clara en preparar la cancha para varias reducciones de tasa durante este año. Se espera que la FED disminuya su tasa de política monetaria entre dos y tres veces durante el 2024. ¿Por qué esto es relevante para los peruanos?
La tasa de interés de política monetaria afecta el costo de financiamiento de los bancos y otras instituciones financieras, lo que repercute directamente en las tasas de interés que enfrentan las familias y las empresas. Una tasa de interés más baja implica un menor costo financiero, lo que se traduce en menores pagos en los créditos, estimulando así la actividad económica. Asimismo, un cambio inesperado en las tasas provoca un reajuste en los flujos de capital internacionales. Una reducción de la tasa de interés de Estados Unidos se asocia a un aumento en los flujos de capital hacia países en desarrollo como el Perú, generando una apreciación de la moneda local.
El otro elemento clave son las decisiones de política monetaria de nuestro banco central. Cuando los mercados son sorprendidos por estas decisiones, el tipo de cambio lo refleja. En su reunión de marzo, el directorio del Banco Central decidió tomar una pausa en el ciclo de reducciones de tasas que había iniciado en setiembre del año anterior. Esta pausa tomó por sorpresa a los mercados en cierta medida y contribuyó a la caída del tipo de cambio, que pasó de aproximadamente S/3,8 a finales de febrero a los niveles actuales cercanos a S/3,7. Sin embargo, interpretar esta pausa como una medida para controlar el dólar sería un error. El Banco Central utiliza la tasa de interés para cumplir su principal objetivo: mantener una inflación baja y estable. La pausa en la reducción de tasas refleja más bien la cautela ante el ligero repunte inflacionario observado en febrero.
Por otro lado, el Banco Central no se queda de brazos cruzados ante los incrementos en el tipo de cambio. Interviene en el mercado cambiario para asegurar que este se mueva de manera fundamental, pero con una volatilidad reducida. Cuando las tasas de interés globales suscitan tanta atención, es común observar una mayor volatilidad ante las mayores posiciones especulativas. En esta situación, el Banco Central ha intervenido en el mercado vendiendo dólares y derivados durante enero y febrero por un monto cercano a los US$3.000 millones. Esta menor volatilidad cambiaria le otorga además un mayor margen de maniobra para utilizar su principal instrumento monetario de manera efectiva. Aunque las intervenciones cambiarias contribuyen a la estabilidad del tipo de cambio, el Banco Central no se opone a las variaciones cambiarias fundamentales en el valor del dólar. En última instancia, es este juego de tasas el que determina en gran medida el tipo de cambio que observamos.