Este mes se cumplen cinco años desde la publicación del Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC). Dicho plan, cuya elaboración fue liderada por el MEF y contó con el apoyo técnico y financiero de la cooperación internacional, tenía como finalidad “proveer al Estado peruano de un insumo para construir una agenda de desarrollo transparente y consensuada que permita cerrar brechas claves para el desarrollo económico y social del país”. El PNIC, en resumen, presentó a la opinión pública dos resultados fundamentales. El primero, que, si el Perú se comparara con países con similares características sociales, económicas y geográficas, tendría un déficit de infraestructura de por lo menos S/117.000 millones. Si aspirara a tener acceso a servicios básicos parecidos a los de los países de ingresos más altos, el déficit de infraestructura llegaría a los S/363.000 millones. El segundo resultado fue el de haber identificado una cartera de 52 proyectos estratégicos por un valor de alrededor de S/100.000 millones que nos aproximaría a cerrar las brechas identificadas. En la actualidad, habiendo transcurrido casi un quinquenio desde entonces, los cálculos que hemos realizado en Videnza Consultores sobre la base de la información oficial del MEF es que el gasto ejecutado en dicha cartera de proyectos no supera el 9% del presupuesto estimado.
La pregunta que se cae de madura es si faltó plata para ejecutarla. La respuesta corta y simple es que; más bien, hubo muchísima plata, más que nunca en la historia económica registrada. Según el MEF, entre el 2019 y el 2023 se ejecutaron, en los tres niveles de gobierno, proyectos por un monto que supera los 111.000 millones que casi equivale al de la brecha de corto plazo del PNIC. Tuvo algún impacto ese gasto en el acceso a servicios básicos de la población. La respuesta simple y corta es muy poco o casi nada. Así, por ejemplo, entre el 2019 y la actualidad, según datos del INEI, el acceso a agua potable de la población en sus hogares se ha reducido del 89,9% al 88,6% y del saneamiento del 79,8% al 79,3%, a pesar de que en estas funciones se ejecutaron en dicho período más de S/19.000 millones. El porcentaje de establecimientos de salud en buen estado ha aumentado del 2,9% al 3,4%, el pavimentado de la red vial nacional se ha elevado también desde el 81,9% al 83,6%, y en donde hubo mejores resultados es ahí en donde el sector privado tiene el mayor rol en la provisión de servicios como lo fue en el sector de telecomunicaciones explicado por el mayor acceso a telefonía móvil (de 92,0% a 94,9%) e Internet (de 35,9% a 55,3%).
El MEF parece que va a tomar medidas importantes para mejorar la eficiencia del gasto en inversiones. Por lo pronto, ha reforzado con gente con conocimiento y experiencia a su dirección general encargada de la inversión pública y estaría por promover, en el marco de la recientemente aprobada delegación de facultades, una serie de medidas que mejoren el planeamiento y la ejecución de proyectos a escala nacional y subnacional.