Carolina Trivelli

Personas y familias peruanas vienen crecientemente enfrentando restricciones para acceder a la cantidad, variedad y calidad de alimentos que les permitan sostenerse con salud, desarrollarse, vivir. En el Perú hay .

El lector puede pensar que exagero, pero no. En el Perú, que es un país megadiverso, productor de alimentos y cuna de una de las grandes gastronomías del mundo, millones de ciudadanos pasan hambre. No es que no haya alimentos: es que a las familias no les alcanza para comprar los suficientes. Desgraciadamente, esta situación no va a mejorar o empeorará, ya sea por los desastres naturales que agravarán la situación, por las rebajas a las proyecciones de crecimiento económico o por la inacción frente a este problema.

El hambre puede verse desde varios ángulos y muchas veces nos distraemos con eso. La FAO dice que la mitad de los peruanos están en inseguridad alimentaria moderada o severa, es decir, que no saben si podrán alimentarse adecuadamente en los días o semanas que vienen. Desde el sector salud nos dicen que las cifras de malnutrición (desnutrición crónica, anemia, sobrepeso y obesidad, etc.) afectan crecientemente a los peruanos, y las cifras recientes sostienen que estos indicadores empeoran.

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Según el INEI, en el 2021, 4,1% de peruanos estaba en situación de pobreza extrema, 1,4 millones de personas. La pobreza extrema es la situación en la que si utilizo todo lo que tengo a mi disposición (ingresos, donaciones, transferencias, autoconsumo, etc.) solo para consumir alimentos no logro siquiera consumir la canasta básica alimentaria. Todos problemas de alguna medida asociados al hambre. De hecho, hablamos seguido de ellos (inseguridad alimentaria, malnutrición, pobreza extrema), pero poco del hambre.

Hace pocas semanas, en el marco de una encuesta de opinión realizada por el Instituto de Estudios Peruanos*, se consultó a las personas por su consumo de alimentos. Ya se había hecho lo mismo el año pasado, y los resultados del 2023 solo muestran que estamos peor que en el 2022.

Los resultados del 2023 solo muestran que estamos peor que en el 2022.
Los resultados del 2023 solo muestran que estamos peor que en el 2022.
  • Restricción de alimentos. El 46% de encuestados respondió que, en los últimos tres meses, por falta de dinero u otros recursos en su hogar, alguna vez se quedaron sin alimentos. En setiembre del año pasado esta cifra era 44%, y en el 2012 (cuando el nivel de pobreza del país era igual que el del 2021), 17% dijo lo mismo. Estamos mucho peor que antes, y seguimos empeorando. En promedio, casi uno de cada dos se ha quedado sin alimentos por falta de recursos en el Perú rural, y en el nivel socioeconómico D/E, seis de cada 10.
  • Reducción de consumo de alimentos. El 66%, dos tercios de los encuestados, señalaron que, ante el aumento de los precios (¡la inflación!) en los últimos tres meses, ha tenido que reducir su consumo de alimentos. Solo siete de cada 100 peruanos señala que ha podido mantener su consumo de alimentos sin problemas (en setiembre pasado esta cifra era 11%). En el nivel socioeconómico D/E, solo 4% ha podido mantener su consumo de alimentos sin problemas, mientras que 50% ha tenido que reducir mucho su consumo alimentario.
(Fuente: IEP)
(Fuente: IEP)
  • Consumo de carnes. Un 30% aseveró que el día anterior a la encuesta en ninguna de sus comidas hubo carne, pollo, cerdo o pescado; 43% en el estrato D/E, y 44% en el Perú rural. En el estrato A/B, 94% consumió alguna de estas carnes el día anterior.
  • Consumo de leche. El 40% de quienes consumen leche habitualmente señaló que, en los últimos tres meses, dejó de consumir leche en cinco o más oportunidades. El 80% se saltó el consumo de leche al menos una vez.
  • Mujeres. El porcentaje de mujeres que manifiesta haber podido sostener su consumo alimentario sin problemas es 4% (versus 10% entre los hombres); el porcentaje que el día anterior a la encuesta no consumió carne es 25% en hombres y 35% en mujeres.

No nos distraigamos. Hoy hay hambre en el Perú. Hay muchos problemas asociados a la nutrición y al consumo de alimentos por atender, pero todos ellos solo se agravan cuando se pasa hambre. Parece que no lo vemos, que no nos importa, que el Gobierno no se entera. Las políticas de asistencia social hoy deben centrarse en atender este problema para no dejar solas a las familias y organizaciones como comedores, ollas comunes, asociaciones.

Estamos fallando todos, el Estado, el sector privado y todos nosotros, al no actuar, al permitir que millones de niños peruanos se acuesten hoy con hambre.

  • Ficha técnica: Encuesta a 1.220 entrevistados por vía telefónica entre el 18 y 22 de marzo de 2023, en 24 departamentos, 152 provincias y 430 distritos. Resultados tienen 95,77% de representatividad y un error máximo de +-2,8 puntos porcentuales. Las preguntas aquí reseñadas fueron posibles gracias al apoyo de Alicorp y Gloria. Más información en .
Carolina Trivelli es investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos.