Augusto Bauer

Imaginemos por un momento vivir en un mundo donde nuestras acciones contribuyen a proteger y preservar el medio ambiente. Un mundo donde cada botella reciclada, cada residuo correctamente gestionado y cada árbol plantado, nos acerca más a un futuro sostenible. Un futuro donde la circularidad no es solo una teoría, sino una realidad experimentada por todos.

Esto que parece un escenario ficticio, es la visión que nos traen las ciudades sostenibles, un movimiento que surge en respuesta a desafíos actuales como el cambio climático y el agotamiento de los recursos naturales.

Una ciudad sostenible es aquella que integra el crecimiento económico, la conservación ambiental y el uso eficiente de recursos con el fin de asegurar un desarrollo duradero, responsable y equitativo. Son espacios diseñados para ser inclusivos, seguros y sostenibles, integrando los principios de la economía circular.

Nuestra maravilla del mundo, Machu Picchu, es un ejemplo de ello. En 2021 se convirtió en la primera maravilla del mundo en lograr la certificación carbono neutral, un título que acaba de ser reconfirmado por la certificadora Green Initiative gracias a la implementación de prácticas sostenibles y al cumplimiento de sus metas de descarbonización.

Todo esto fue posible gracias al esfuerzo conjunto del sector público como la municipalidad de Machu Picchu y empresas privadas como Grupo AJE e Inkaterra, que ayudaron a implementar acciones de descarbonización que han marcado una diferencia tangible.

Hoy la ciudadela inca reaprovecha el 80% de sus residuos y tiene el compromiso de reducir en 45% sus emisiones de CO2 al 2030 y eliminarlas por completo hacia el 2050. Desde la entrega del certificado hasta el 2023 la reducción de la huella fue de un 19%.

Nuestro país, por su enorme biodiversidad y herencia cultural, tiene la gran oportunidad de liderar este movimiento hacia un futuro más sostenible. Desde Grupo AJE trabajamos este pilar preservando la cultura y patrimonios de los países donde operamos. Además de Machu Picchu, protegemos patrimonios globales como el Parque Nacional de Tikal en Guatemala, el Centro Histórico de Cartagena en Colombia, el Parque Histórico de Ayutthaya en Tailandia, entre otros.

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En cada uno de estos países, el enfoque de ciudades sostenibles abre la puerta a una renovada forma de hacer turismo, uno enmarcado en términos de sostenibilidad, que los posiciona como destinos ecoamigables, que se preocupan por mitigar su huella de carbono. Un informe de Unesco indica que las ciudades que conservan sus patrimonios atraen un turismo consciente, que además de admirar monumentos y paisajes, también apoya los proyectos de conservación y desarrollo sostenible.

Por todo ello, la promoción de ciudades sostenibles no solo es un imperativo ambiental, sino también es un acto de preservación cultural y un motor económico a futuro. Lo de Machu Picchu Carbono Neutral es un ejemplo del camino a seguir, demostrando que la sostenibilidad no es un obstáculo para el desarrollo, sino un catalizador que garantiza un crecimiento armónico y duradero.

Augusto Bauer CEO adjunto del Grupo AJE

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