María Rosa Villalobos

Los lectores amantes del fútbol saben que no es lo mismo un partido 11 versus 11 que un 7 versus 11. Por eso, poco debería sorprender que el ránking del Fraser Institute este año de cuenta de un avance significativo del sector extractivo peruano, pues pasamos del puesto 42 al 24 en la lista de los países más atractivos para la inversión minera. Un logro versus lo que mostró la encuesta el año pasado, cuando el titular de esta noticia resaltaba más bien que en el 2021, el Perú había caído a su nivel más bajo de todo el siglo, mostrando un descenso de ocho escalores respecto al 2020 y de 28 en relación al 2018. Pero, ¿es verdad tanta maravilla para el 2023?

Si miramos la letra chica, la explicación de este resultado es ‘pincha globo’. Aunque el Perú ha subido ocho escalones versus el año pasado, no pasa desapercibido que el número total de países que son parte de la muestra total ha disminuido este 2023. Estos pasaron de 84 a 62. Tampoco pasa desapercibido que, según el mismo documento, el Perú cae un punto en el índice de atractivo a la inversión, pasando de 61,64 a 60,8). ¿Por qué?

Entre otras cosas, según datos del Minem, nuestro país cuenta con una cartera de 47 proyectos que representan una inversión de US$ $53.700 millones. De estos, cinco (Inmaculada, Magistral, Romina, Zanafral y Reposición Antamina) podrían iniciar construcción entre 2023 y 2024 si se resuelven las autorizaciones dependientes por parte del Estado. Además, está la aún presente inestabilidad política, que en nada ayuda al apetito de los inversionistas.

A estas alturas, no podemos darnos el lujo de tener tan buenos resultados en un ránking internacional si la explicación de los mismos radica en que son menos los evaluados y que a nuestros pares les fue peor. En aras de que el crecimiento económico este año nos sonría, es necesario mirar no solamente lo que está pendiente en el sector minero, sino más bien la simplificación regulatoria que desde hace años se exige para varios sectores y mecanismos. Si bien se avanzó en ello tras el último pedido de facultades, aún hay mucho por hacer en aras de que la caída de 13% de la inversión privada en el primer trimestre no se repita.