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Caroline  Gibu

Samanta era una niña que no hablaba, pero como tenía menos de 3 años, para su madre ese no era un tema de cuidado. Mayor problema era vivir en un lugar precario con otros 10 miembros de su familia, en una zona inaccesible de Carabayllo. Y sí, Samanta un día comenzó a hablar, “ahora ya habla demasiado” dice la mamá entre risas, “la agente comunitaria me ayudó, me enseñó, venía por amor a ella... una es mamá, pero no sabe muchas cosas”. Era otro tipo de casa la que necesitaba.

En el 2013, la organización Socios en Salud-Sucursal Perú (SES) diseñó y puso en marcha el proyecto Casita en el distrito de Carabayllo, que consiste en la detección temprana de deficiencias en habilidades motoras, comunicacionales y sociales en niños de entre 6 y 24 meses de edad, para luego capacitar a sus cuidadores a través de un agente comunitario de salud entrenado, y así contrarrestar esas deficiencias. En 12 sesiones realizadas a lo largo de tres meses, el agente comunitario comparte su tiempo con niños y cuidadores, brindando herramientas de nutrición, salud, estimulación temprana e interacción afectiva. El primer piloto logró que 60 niños de las zonas más vulnerables del distrito mejoraran sus habilidades.

A partir de mayo del 2016, en colaboración con la Municipalidad Distrital de Carabayllo, el proyecto incrementó su cobertura a 3.000 niños en riesgo de retraso en su desarrollo, siempre bajo el esquema de intervención en díadas conformadas por el niño y su cuidador –que puede ser la madre, el padre u otro familiar– y la participación de un agente comunitario.

Vale la pena destacar que durante la implementación del proyecto se identificaron cuidadoras con niveles de depresión elevados, casos de violencia familiar y problemas de salud. Ello ameritó que se activaran servicios complementarios para brindar asistencia a las familias ante la presencia de problemas de salud, social o mental; así como la derivación de casos de violencia doméstica y acompañamiento a las víctimas. Otro aspecto destacable es el compromiso de la municipalidad, a través de mecanismos como el presupuesto participativo, para apoyar con recursos económicos o infraestructura de uso comunitario.

El pasado 30 de diciembre, poco antes del cierre del año, el MEF publicó la resolución suprema que aprueba el Programa Presupuestal orientado a Resultados de Desarrollo Infantil Temprano a cargo de Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), para mejorar la asignación de recursos y la intersectorialidad de las intervenciones.

Aún hay que esperar 90 días para conocer sus mecanismos de implementación, pero sería grato que elementos como la intervención comunitaria, el trabajo en díadas y la participación activa de las municipalidades sean incluidos. Humanizar las metas a través de círculos de confianza quizás nos ayude a lograr el desarrollo que necesitamos.

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