Roque Benavides

La infraestructura es el conjunto de servicios, instalaciones y medios necesarios para el desarrollo de un país y la calidad de vida de sus ciudadanos. Precisamente, es lo que hace la diferencia entre los países desarrollados con los que están en vías de desarrollo, como el Perú.

Nuestro país tiene una brecha de infraestructura de largo plazo de S/363 mil millones, según la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN). Esto incluye cientos de obras paralizadas en sectores como transportes y comunicaciones; vivienda, construcción y saneamiento; salud y educación, entre otros.

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Es evidente que la infraestructura es uno de los grandes temas pendientes del Perú. Si queremos potenciarla para promover el desarrollo, sin perder de vista los factores sociales y ambientales, es urgente promover más la inversión. Para ello, debemos impulsar un plan nacional intersectorial con la colaboración entre los sectores público y privado. En este objetivo, la minería, con su capacidad para generar recursos, tecnología e innovación, puede y debe desempeñar un rol fundamental.

La simplificación administrativa para evitar la “permisología” es fundamental si queremos que las obras se realicen más rápido.

Como afirmaba el exministro de Economía Luis Carranza, el valor agregado de la minería no es solo la conversión del metal en productos de consumo, sino la integración con los demás sectores económicos. Y es que la minería actúa como agente integrador, pues llega a zonas remotas donde otras actividades económicas no llegan, y, en ese sentido, la infraestructura es esencial para lograr la descentralización del Perú.

La minería formal no solo contribuye con reservorios de agua para la agricultura, como mencionamos en el artículo anterior, sino que también lleva electrificación, carreteras, ferrocarriles, internet, saneamiento, entre otras obras para el desarrollo de las comunidades, provincias y regiones donde hay operaciones mineras.

También contribuye con salud y educación, construyendo hospitales y escuelas y aportando equipamiento y capacitación. Recientemente, Compañía Minera Coimolache, subsidiaria de Buenaventura, ha inaugurado un moderno centro de salud en Chugur, Cajamarca, en beneficio de cientos de familias de la zona.

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En conclusión, la minería y la infraestructura van de la mano en el camino hacia el desarrollo. Es crucial reconocer la importancia del trabajo conjunto entre Estado, empresa y sociedad para cerrar la brecha de infraestructura y construir un mejor futuro para todos. Con visión compartida y compromiso firme podemos convertir estos desafíos en oportunidades y llevar al Perú hacia el progreso y bienestar para las próximas generaciones.

Jorge Basadre escribió “Perú: Problema y Posibilidad”, libro que todos debemos leer para entender que tenemos muchos retos por delante, pero también que tenemos un gran potencial, si mejoramos nuestra infraestructura y nos convertimos en un país más integrado y competitivo. “El Perú es más grande que sus problemas”, decía Basadre. ¡Enfrentemos el futuro con optimismo y eficiencia!

Por su parte, Haya de la Torre, como buen provinciano, también insistía en la descentralización, al igual que Basadre, y repetía: “no pregunten cuánto cuesta hacer obras de infraestructura, pregunten cuánto cuesta no tener la infraestructura necesaria para el desarrollo del Perú”.

Roque Benavides Presidente del directorio de Compañía de Minas Buenaventura

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