La minería peruana es un claro ejemplo de que las políticas sectoriales son efectivas y tienen resultados concretos. En efecto, la minería genera el 10% del PBI, más del 60% de las exportaciones totales y cerca del 19% de los tributos. Asimismo, la producción peruana de minerales se coloca en línea a través de su gran potencial en el mediano y largo plazo.
Sin embargo, junto con este crecimiento, se requiere orientar las nuevas políticas sectoriales para que ayuden a convertir a la minería en una “industria minera”, a través de una mirada integradora, trabajando de la mano con otros sectores productivos.
En Rumbo a Perumin, planteamos al gobierno la necesidad de conformar una Mesa Ejecutiva de Proveedores a la Minería entre las compañías del sector minero, los proveedores y las instituciones del Estado, lo que permitirá diseñar políticas y acciones de fomento para el sector, lideradas por la industria minera.
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Esta propuesta ha sido aceptada por el ministro de Economía, Pedro Francke, quien ha resaltado que una mesa de diálogo entre el MEF, la SNI, la SNMPE y otros actores específicos en la cadena, ayudaría a ver qué se necesita para ayudar a que la minería tenga un mayor efecto multiplicador en la economía.
Identificar oportunidades para la manufactura y otros sectores es algo que realizan la gran mayoría de países desarrollados y en proceso de serlo para crear redes que ayuden a las empresas a crecer y generar empleos. Asimismo, estas redes generan círculos virtuosos y promueven la innovación.
Por otro lado, urge la consolidación de clústeres de desarrollo minero en el norte del país (Áncash, Cajamarca y La Libertad), el centro (Junín, Lima y Pasco) y el sur (Arequipa, Moquegua, Tacna y Madre de Dios), con el que se haga un trabajo específico de planeamiento de las proveedurías entre los diversos sectores de la industria nacional.
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Asimismo, consideramos importante establecer núcleos ejecutores privados donde participen las mineras grandes y medianas, para diseñar un plan de compras e inversiones futuras, de tal forma que la industria minera pueda planificar con tiempo y presentar sus propuestas con la debida antelación.
Por parte de Cofide, se requiere que la entidad brinde fideicomisos para financiar el proceso de innovación tecnológica, el desarrollo de prototipos y la investigación de la industria nacional, así también para apoyar a la pequeña y mediana minería a través de la adquisición de maquinarias y bienes hechos en el Perú.
Los proveedores mineros también necesitan medidas que los apoyen en su internacionalización, y que se generen una línea de crédito para los compradores extranjeros, sistema que ha sido aplicado exitosamente en país como Brasil y México.
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Se requiere también la amplificación a nivel nacional de los programas de capacitación técnica especializada, según lo demandado por el sector minero.
Si bien algunos sectores como metalmecánica y alimentos están superando los niveles de producción prepandemia, muchos otros como textil, confecciones y calzado presentan aún graves problemas para recuperarse. Por ello es vital generar mecanismos de integración que permitan elevar la competitividad de los sectores productivos y crear empleos formales, sobre todo a nivel de la micro y pequeña empresa.
Estamos seguros que una industria minera que trabaje codo a codo con proveedores nacionales puede ayudar de manera importante la reactivación económica de nuestro país.
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