"Nuestro primer coach", por Inés Temple
"Nuestro primer coach", por Inés Temple
Redacción EC

Quería compartir con ustedes algunos de los retos y culpas que tuve que enfrentar cuando mis hijos eran chicos, tal como muchas otras mamás y papás profesionales que trabajamos muchas horas fuera de casa. Pero estaba entrando en el tema y no pude sino pensar en mi mamá, quien tanto me ayudó en mi desarrollo y, luego, con mis hijos cuando eran chicos. Ella ya no está, así que hoy escribo desde el corazón. Creo que cuando nos toca compartir aprendizajes valiosos, estos generalmente vienen de la vida personal, donde volcamos nuestras verdaderas emociones y afectos.

Nuestras mamás son nuestros primeros líderes y nuestros mejores coaches: gracias a ellas nos atrevemos a hacer cosas para las que ni remotamente no sentíamos capaces. Nos cuidan y nos protegen, pero también logran sacar lo mejor de nosotros.

Nos impulsan a crecer por encima de nuestras propias metas, nos animan a triunfar. Mi mamá siempre creyó en mí. Ella me daba energía y confianza. A veces hasta sentía que ella era mi fan, aunque, como me tomó años sentirme segura de mí misma, nunca entendía por qué tenía esa fe. Al final del día, no existe nadie más como nuestras mamás para creer en nosotros e inspirarnos. Ese rol no tiene horario y lo podemos hacer bien, trabajemos dentro o fuera de la casa.

Cuando tuve que salir a trabajar para sacar a mis hijos adelante, fue ella quien me ayudó tanto a cuidarlos durante las larguísimas horas de trabajo y los tantos viajes que me tocó hacer. Mi mamá era abogada y máster en Literatura, pero escogió no trabajar fuera de casa. Se dedicó a formar a dos generaciones de mi familia y lo hizo con mucha felicidad, sin culpas y con mucho ‘profesionalismo’.

Hoy la tecnología nos permite organizarnos mejor y estar siempre cerca de nuestros hijos, estemos donde estemos si tenemos que trabajar mucho fuera de casa. Felizmente las culpas por no pasar más tiempo con los hijos no son más tema de conversación relevante en el mundo ejecutivo. La medida, claramente, es la calidad, no la cantidad.

Dicho eso, es muy importante que las empresas tomen consciencia de que están dejando mucho talento escondido en sus casas: muchas mujeres talentosas que han estudiado y hecho maestrías en las mejores universidades, pero que se quedan en casa porque las empresas no les dieron la oportunidad de tener más flexibilidad en horarios o formas de trabajo.

Se trata de profesionales altamente empleables y responsables, que valoran la oportunidad de seguir contribuyendo, de ganar dinero, avanzar en su carrera y crecer a su ritmo. Con ella se genera una relación en la que ganan todos. Pero pocas empresas lo ven así y siguen con modelos del pasado que fuerzan a estos talentos a escoger la opción de dejar de lado su desarrollo profesional por no tener, quizá, el gran apoyo que tuve yo con mi mamá supliéndome en muchas de las ocasiones importantes de los chicos.

Por mi parte, no me queda sino seguir agradeciendo a mi mamá, mi primer coach, todo lo que siempre hizo por nosotros.

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