Inés Temple

El mundo se prepara para la recesión y una crisis económica importante. Estas traerán considerables consecuencias para las organizaciones, la gestión de personas, la necesidad de nuevos estilos de liderazgo y modelos organizativos.

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Y veremos nuevamente reestructuraciones. En muchos casos ellas serán consecuencia de no haber realizado las transformaciones a tiempo, ya que esos procesos son la manera óptima de adaptar la organización a los cambios en lugar de reaccionar ante ellos.

Las transformaciones / reestructuraciones presentarán a las empresas y a la alta dirección implicaciones en lo estratégico, en el qué y en el cómo, así como importantes retos reputacionales - principal valor estratégico de la organización -, impactos económicos, impactos sociales, protección del talento, continuidad de la actividad entre otros.

La apuesta por la movilidad interna será vital durante las reestructuraciones, más aún cuando la pandemia dejó a muchos muy desconectados de sus trabajos. Más de un 15% dejaría sus puestos de inmediato con un incentivo adecuado ya que sus prioridades y necesidades cambiaron.

Ahora que las habilidades actuales de los equipos y sus niveles de motivación no son suficientes para asegurar el éxito, tocará adecuar a las fuerzas laborales – y nosotros nuestros niveles de empleabilidad – para dotarlos en paralelo de las nuevas habilidades (upskill/reskill) y nosotros mantenernos vigentes, más productivos y visiblemente comprometidos antes de las reestructuraciones.

Otro reto muy importante vendrá desde el diseño de los procesos de off-boarding, es decir, de la etapa final de la experiencia del empleado al momento de dejar la organización. Los nuevos paradigmas de cómo llevar a cabo las salidas han cambiado de una mirada de costo a una de inversión con el objetivo de que los exempleados se conviertan en los mejores embajadores de marca. Y de allí la importancia de ofrecer oportunidades reales de recolocación a los afectados, no para salir del paso ni un “así nomás” para “quedar bien”, sino programas diseñados para restituir los niveles de actividad vía la movilidad externa, facilitar los acuerdos y preservar la imagen de la compañía en auténtica coherencia con sus valores y una humanidad real.

Un exempleado, profesional o ejecutivo que la organización trató bien y con mucho respeto durante todas las etapas de su proceso de off-boarding (de una salida voluntaria o involuntaria) será el mejor embajador de marca tanto empresarial como personal por muchos años en adelante. El nuevo paradigma de la gestión de la transformación

apunta a no descuidar jamás ningún aspecto de algo tan importante para la reputación y la marca empleadora de la organización. Y, sobre todo, para el sentir de las personas afectadas y de los que se quedan en la empresa esperando que les llegue su turno. Para ellos, el respeto, consideración y buen trato durante todo el camino de salida de sus excolegas es clave para no perder la confianza en la organización y sus lideres ni su compromiso y ganas de trabajar productivamente durante y luego de la reestructuración/transformación.

Actuar con humanidad, respeto e integridad será la principal transformación que las organizaciones pueden hacer hacia su sostenibilidad.