Que el Perú es un país sumamente heterogéneo es una verdad de Perogrullo. Aún cuando Lima concentra gran parte de la actividad económica, la diversidad de nuestras regiones sustenta esta caracterización. Resulta por esto importante contar con información confiable y detallada de las dinámicas fuera de la capital. En el ámbito laboral, gracias al esfuerzo del INEI, contamos ahora con información periódica de calidad, que permite dar cuenta de dichas dinámicas ya no sólo a nivel de regiones, sino también al de las principales ciudades del país, que juegan un rol clave en las dinámicas regionales y en conjunto representan cerca de dos tercios del empleo nacional.

Observar las principales variables del mercado laboral permite ya identificar significativos contrastes entre estas ciudades. Así, por ejemplo, si nos enfocamos en la tasa de actividad laboral, esto es, la relación entre la PEA y la población en edad de trabajar, vemos que esta va del 60,8% en la ciudad de Arequipa hasta casi tres cuartos (74,6%) en la ciudad de Moyobamba. No necesariamente son las ciudades más grandes donde se observan las mayores tasas de actividad. De hecho, Lima Metropolitana, por mucho la ciudad más grande del país, se encuentra hacia el medio de la distribución, con dos tercios de su población en edad de trabajar activa en el mercado laboral.

Otra variable de interés que se puede explorar con estos datos es la variación en la participación femenina en el mercado laboral. Uno puede razonablemente pensar que la mayor participación se tiende a dar también en las ciudades más grandes, puesto que es en estas donde se concentra el sector más moderno de la economía y hay mayor demanda para ocupaciones profesionales, donde la preferencia por hombres no debería jugar un rol importante. Los datos, sin embargo, sugieren que este no es el caso. En efecto, las mayores tasas se dan en ciudades de mediano tamaño, como Puno, Chachapoyas o Huancavelica. Nuevamente, encontramos a Lima a media tabla.

Por otro lado, encontramos algo de sustento a la idea de que las menores tasas de informalidad se encuentran en las ciudades más grandes. Además de Lima Metropolitana-Callao, ciudades relativamente grandes como Arequipa, Trujillo, Cuzco y Piura se encuentran por debajo del promedio nacional. Sin embargo, Chiclayo y Huancayo, que están entre las cinco ciudades más grandes fuera de Lima-Callao, tienen tasas superiores al promedio nacional. Así, no parece tan sencillo establecer una relación entre tamaño de la ciudad y formalidad laboral.

Sirvan estas breves observaciones no sólo para llamar la atención del lector curioso, sino, particularmente, para invitar a investigadores jóvenes a explorar de manera más sistemática la riqueza de información con la que contamos para entender nuestro complejo y rico país.

Miguel Jaramillo Baanante es investigador principal de Grade