Erick Iriarte

La importancia de salvaguardar la privacidad en el mundo digital ha cobrado un protagonismo indiscutible en la agenda pública. En respuesta a esta urgencia, la Autoridad Nacional de Protección de Datos Personales ha propuesto una actualización del reglamento de la Ley de Datos Personales. Esta iniciativa, surgida ante el telón de fondo de cambios normativos y avances tecnológicos, busca fortalecer la protección de los ciudadanos frente al uso indebido de sus datos.

El escenario internacional nos ha proporcionado ejemplos elocuentes de los riesgos asociados con la manipulación de datos. El caso emblemático de Cambridge Analytica, donde los datos de millones de usuarios de Facebook fueron explotados con fines políticos, resuena aún en la conciencia colectiva. Sin embargo, estos fenómenos no son exclusivos de otras latitudes; en el Perú, Asbanc denunció una filtración de datos de Reniec a través de plataformas digitales y redes sociales que puso de relieve la vulnerabilidad de nuestras instituciones frente a estas amenazas.

La propuesta del nuevo reglamento ha generado un considerable interés. Este debate plural ha enriquecido el contenido del reglamento, garantizando su pertinencia y adaptación a las actuales demandas. Sin embargo, aún persisten importantes preocupaciones.

En particular, el derecho a la portabilidad de datos personales emerge como un tema medular que requiere un análisis exhaustivo de sus implicancias. Si bien es crucial facilitar la movilidad de datos para empoderar a los ciudadanos, es igualmente necesario establecer salvaguardias que eviten la exposición a riesgos derivados de esta práctica. La experiencia internacional nos enseña que la portabilidad indiscriminada podría comprometer la privacidad y seguridad de los individuos, así como distorsionar la competencia y la innovación en el mercado.

Además, la efectividad de la portabilidad de datos depende en gran medida de la interoperabilidad entre sistemas y plataformas de diferentes proveedores. Así pues, ¿están nuestras entidades públicas y privadas debidamente preparadas para garantizar una transferencia segura y eficiente de datos?

En resumen, la propuesta de actualización del reglamento de protección de datos personales representa un paso significativo hacia la adaptación a la era digital. Sin embargo, instamos a continuar perfeccionando esta regulación aprovechando la transparencia y participación ciudadana. Una regulación deficiente significaría una oportunidad desaprovechada para fortalecer la protección de los derechos individuales en el entorno digital.


Erick Iriarte es socio de Iriarte & Asociados, especialista en protección de datos personales.