Juan Pablo Noziglia

Es difícil tomar una postura neutral sobre lo que está pasando en el Perú. Todos tenemos nuestros sesgos, sean éstos ideológicos, políticos, cognitivos, entre otros. De las pocas cosas que no tienen tantos sesgos podemos tomar los datos. No pretendo hablar de la Justicia, de los reclamos, ni de quién tiene o no la razón. Solo me referiré a cómo nos está afectando todo esto como país y como peruanos.

Tomemos datos tangibles de una industria emblemática, el turismo. Si esperábamos que mejore tras el fuerte golpe que recibió durante el periodo de la pandemia, hay poca visibilidad que esto suceda. Esto puede verse en el ingreso de turistas extranjeros a través del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, que está en un nivel de aproximadamente el 60% de lo que se observó en enero de 2020. ¿Quieren un dato más crudo y difícil de digerir sobre el turismo? En enero, la ocupación hotelera en el Cusco, nuestro principal destino turístico, alcanzó apenas el 4%. Eso es real y tangible. Esto significa un golpe directo a la industria sin chimeneas y una de las que genera mayor valor de cadena de empleo directo e indirecto.

Otro tema que he escuchado en las últimas semanas cuestionar a muchas personas es que, si de verdad estuviésemos en una crisis, el dólar estaría por los cielos y que eso no está pasando.

Dos temas importantes sobre este punto. El primero es que aún tenemos un viento de cola importante por el precio de los minerales y lo que se extrajo en los meses previos a los disturbios. Esto inyecta dólares en la economía y mantiene la moneda verde con tendencia a la baja. Por ahora se mantiene una ecuación en la que el precio sube y tenemos mineral producido y exportándose. Veremos cómo nos afecta el hecho de que la cantidad disminuirá con la paralización de las minas y que no estamos aprovechando al máximo este ciclo alcista de los minerales.

El segundo punto, y quizás el más importante, es que los capitales importantes como inversiones del exterior en bonos soberanos y en instrumentos en soles, sumado al dinero de los que tienen la posibilidad de ahorrar en el exterior, no se están yendo del país en masa. Están saliendo, pero a un ritmo mucho menor que en los meses que rompimos el 4,10. Las tenencias de bonos soberanos de no residentes pasaron de 49,62% a 40,57% en los últimos 12 meses habiendo llegado a un pico de 58,33% en febrero del 2013. Estos flujos se contraponen y mantienen el mercado relativamente estable a pesar de que hay salida de capitales.

Al inversionista no residente le importa mucho que se respeten las reglas de juego o rule of law. Si a ojos del inversionista extranjero en el país las cosas se hacen como dice la norma, todo bien. Son capitales de largo plazo, no están por la ganancia rápida.

Viendo hacia adelante, ¿qué nos puede descarrilar? Sin duda el peor escenario tiene como base una transición desordenada, la que sea, en la que no respete el orden establecido en nuestras normas. Muchos se preguntarán, ¿pero no estamos creciendo? ¿no somos lo mejorcito de la región? Como decía mi nona, en la tierra de los ciegos el tuerto es rey. El crecimiento anémico de la economía peruana no alcanza para sostener los beneficios y logros obtenidos en los últimos años. No alcanza siquiera para absorber a toda la masa laboral entrante. Somos la casa bonita en un barrio cada vez más picante, nuestras cifras macroeconómicas serán la envidia regional, pero ya no es suficiente cuando el capital puede volver a los mercados desarrollados o buscar retornos más elevados, con el riesgo asociado, en otros mercados emergentes. Advertidos estamos.

¿Acaso creen que somos el único país con materias primas, agro y metales blancos que tanto necesita la nueva economía? El capital busca el camino de menor resistencia y mayor retorno. Hoy Perú no es ese lugar, esperemos volverlo a ser pronto. Yo creo que, si tenemos todo para ser la potencia sudamericana en términos económicos, eso nos ayudará a reducir la pobreza, la desigualdad y a lograr un Estado que tenga los recursos para brindar los servicios de calidad que nuestra nación necesita. Salud, educación, productividad y seguridad son la base de cualquier crecimiento. Solo hace falta mirar a Corea del Sur, Singapur, Tailandia o Indonesia. Ya en su momento nos enseñaron el camino, recorrámoslo.

Juan Pablo Noziglia Gerente de Inversiones de Prima AFP

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