La próxima semana me toca ir a las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. En dichas reuniones evaluarán los cambios a los pronósticos globales. En particular, se hará énfasis en los nuevos riesgos que empiezan a materializarse y en aquellos que comienzan a desaparecer. Aunque esto parezca poco importante para el mundo empresarial, en realidad es un insumo clave para el proceso de planeación y gestión de una serie de decisiones empresariales. Las empresas pueden haber supuesto a fines del año pasado que la economía peruana iba a crecer a cierto ritmo, digamos 6%, y por lo tanto eso implicaba un esfuerzo de inversión, de contratación de personal, de capacitación de la fuerza de ventas, etc. Muchas de estas decisiones son difíciles de deshacer y por ello vale la pena poner atención y cuidado antes de tomar la opción final. Por ejemplo, capacitar en algún tema específico a una fuerza de ventas sobredimensionada, que luego voy a tener que dejar ir, no parece muy sensato.
Esto es lo que puede pasar si creo que un crecimiento del 6% de la economía peruana se traducirá en un 10% de crecimiento de las ventas de un nuevo producto.
Los economistas estamos típicamente acostumbrados a hacer pronósticos macroeconómicos que vivimos corrigiendo, pero cada una de esas correcciones que hacemos podría cambiar las decisiones empresariales. Claramente es mucho más fácil cambiar un pronóstico macro que una decisión empresarial. Por ello, se necesita que el equipo empresarial, que toma como un insumo el pronóstico de un analista como un escenario con una alta probabilidad de ser cierto, haga un análisis detallado de qué aspectos de la decisión de inversión que se están evaluando pueden ser fácilmente redirigidos a alguna otra actividad de la empresa. Por eso, nosotros los economistas hablamos de inversión irreversible o reversible. La diferencia fundamental es justamente si es que podemos a bajo costo redirigir esos activos a otra actividad. Típicamente, cuando el escenario empieza a ser más incierto uno debería preferir que el componente irreversible de la inversión no sea el más importante. Por ello, un elemento crítico del insumo que ofrece el pronosticador es cuál es la seguridad del escenario que uno pinta como el más probable.
Hoy, las dudas sobre el crecimiento de la economía china y el potencial impacto de un fenómeno de El Niño más o menos intenso son las principales nubes en el horizonte. En ambos casos la economía peruana tiene cómo defenderse, pero dichas defensas no son automáticas ni tampoco perfectas.
Pero así como estos dos factores de riesgo aparecen más visiblemente en el horizonte, otros se empiezan a alejar.
El desempeño de la economía europea aún no da como para celebrar, pero es difícil imaginar escenarios de colapso como los que estaban presentes hace unos meses. Asimismo, ahora la economía norteamericana ofrece un riesgo de alza en la proyección. Está mucho más claro que la crisis pasó y que lo que puede pasar es que la salida sea más rápida que lo anticipado.
Cada uno de ustedes que gerencia una empresa, o una línea de negocio, tendrá la difícil tarea de diseñar planes de inversión que incluyan momentos de ratificación de la decisión originalmente adoptada e indicadores que puedan anticipar que, más bien, siguieron un mal consejo.