El PBI ha caído en el primer semestre de este año. La versión oficial es que nos levantaremos rápido en el segundo semestre y que en los próximos años creceremos a 6% anual. Otros creen que podemos crecer a 7% al año. Me parece que están confundiendo proyecciones con sueños.
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Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el PBI desestacionalizado ha caído durante el primer y el segundo trimestre de este año. Este es el peor desempeño desde el primer semestre del 2009.
La versión oficial proveniente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es que en el segundo semestre el PBI subirá con fuerza y que en este año creceremos más de 4%. Lo más probable es que cerremos el año por debajo del 3% anual.
¿Y qué pasará en los próximos años? Según el BCRP y el MEF, creceremos por encima del 6 %. Otros, más osados, creen que podemos crecer más. Ambos están equivocados, porque están subestimando la importancia del contexto internacional. Nuestro país es pequeño, producimos alrededor del 0,3% de la producción mundial, y es abierto, muy conectado con el mundo. Por lo tanto, la importancia de los factores externos en su destino es muy grande. Más de la mitad de nuestro crecimiento no tiene que ver con lo que hacemos, sino con lo que pasa afuera.
El crecimiento espectacular del PBI entre el 2006 y el 2011, de más de 8% anual, quitando el año de la crisis, 2009, ha hecho creer que ese es nuestro crecimiento normal. Ese período, de un contexto externo extraordinariamente benigno, es uno muy especial en la historia económica del país, irrepetible.
Los términos de intercambio, la relación entre el precio de nuestras exportaciones e importaciones, se comportaron como si nos hubiéramos sacado la Tinka dos veces seguidas. Entre el 2006 y 2011 (quitando siempre el 2009) crecieron a un ritmo de 12% por año, cifra sin precedentes en el último siglo. Cuando suben los términos de intercambio, porque subieron los precios de nuestros minerales, la tarea del ministro de Economía o del presidente del BCRP es mucho más sencilla, y los buenos resultados se atribuyen equivocadamente a la calidad de sus gestiones.
En primer lugar, la minería se hace más atractiva, la inversión extranjera crece como la espuma, aumenta la producción minera, lo que jala al resto de la economía.
En segundo lugar, las utilidades de las empresas mineras suben, pagan más impuestos, el Gobierno tiene más recursos para hacer obra pública y para repartir a gobiernos regionales, locales y universidades como canon.
En tercer lugar, el mayor ingreso de dólares, tanto por los mejores precios de los minerales como por la mayor la inversión extranjera, reduce el tipo de cambio, lo cual hace que la inflación se caiga sola.
¿Y cuando caen los términos de intercambio? Todo se hace más difícil. Eso es lo que está pasando en la economía peruana desde el 2011. Según el BCRP, los términos de intercambio cayeron 2% en el 2012, 5% en el 2013 y han seguido cayendo en este año. Nadie, ni el BCRP, espera que este comportamiento cambie mucho en los próximos años. Entendámoslo: la excelente suerte nos ha abandonado. En consecuencia, hay que dejar de soñar despiertos, hacer proyecciones consistentes con el nuevo escenario internacional y desistir de postular tasas de crecimiento absurdas.