Hace años que las cifras macroeconómicas de Estados Unidos son sorprendentes: el PBI continúa creciendo sostenidamente por encima de cualquier país comparable en el mundo desarrollado y con una tasa de desempleo de 3,5%, su nivel más bajo en 59 años. En este contexto, muchos economistas ponían en duda la continuación de este crecimiento y apostaban por un punto de quiebre en el ciclo económico; auguraban que EE.UU. iba a entrar en recesión.
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Ya ha pasado un buen tiempo desde que estos economistas incorrectamente pronosticaron una recesión; y no solo no ha ocurrido, sino que la economía se encuentra cada vez más sólida, y ha sido el principal motor de crecimiento para la economía global, pues compensa enormemente regiones que sí están en recesión como Europa u otras cuya desaceleración ha sido bastante pronunciada, como China e India.
Los economistas que anticipaban una recesión utilizaban principalmente tres argumentos. El primero, que la economía había tenido un ciclo expansivo desde la última recesión demasiado prolongado, y había registrado una tasa positiva de crecimiento durante 40 trimestres consecutivos, algo que nunca había sucedido. Con ello se pronosticó que este ciclo, en comparación con la historia, debía terminar. El segundo fue que el estímulo monetario y el crecimiento económico iban a generar un sobrecalentamiento de la economía, y por ende una alta inflación, que presionaría a la FED a subir la tasa de interés y presionar el crecimiento económico a la baja, sumada a una apreciación del dólar que podría dañar también la competitividad del país. Finalmente, que el alto endeudamiento junto con el déficit fiscal iban a forzar al gobierno a restringir el gasto público y, por ende, generar otro freno al crecimiento.
Si bien es cierto que es poco usual que haya una expansión económica tan prolongada sin generar inflación, hay razones que muestran que este ciclo económico es diferente. La evolución de los modelos de negocio de las compañías en EE.UU. ha tenido dos impactos marcados en la economía. El primero: ha habido una tercerización de la producción hacia mercados emergentes, con lo que el apalancamiento operativo de la economía ha disminuido considerablemente, lo que ha hecho que la exposición al ciclo económico sea más controlado. Segundo: la economía digital ha generado una reducción muy importante en los precios de muchos productos y servicios, lo que ha contribuido a contener considerablemente la inflación. Adicionalmente, a diferencia de ciclos económicos previos, el consumidor mantiene bajos niveles de apalancamiento y, si bien el nivel de apalancamiento del gobierno se encuentra en niveles históricamente altos, el pago de intereses por parte del gobierno representa el nivel más pequeño dentro de su presupuesto en más de 30 años.
Es importante, sin embargo, mencionar que para los próximos meses existen riesgos que podrían generar un cambio negativo en el ciclo, como un escalamiento de las tensiones entre EE.UU. y China, la elección de un candidato radical en las elecciones de fin de año en EE.UU. y el surgimiento de la inflación.