Estuardo  Ortiz

Las aerolíneas de ultra bajo costo han revolucionado la industria del transporte aéreo, ofreciendo tarifas más económicas y permitiendo que más personas viajen en avión. Sin embargo, este modelo trae desafíos, principalmente en cuanto a la comprensión de lo que implica el servicio ultra low-cost, así como una idea equivocada de que la calidad del servicio más barato, es de menor calidad.

La dificultad para entender este modelo consiste en romper las expectativas tradicionales de lo que incluye un vuelo, dominadas durante décadas por líneas con un servicio costoso,legacy’. Parte de este nuevo enfoque se basa en una comunicación transparente, clara y simple al pasajero, para gestionar sus expectativas y mejorar su experiencia y, por ende, la satisfacción en cada vuelo.

El mayor reto y la mayor oportunidad para las aerolíneas de bajo costo es la percepción de valor por parte de los pasajeros. A menudo, no están completamente informados sobre las características de este servicio y pueden sentir frustración cuando descubren que ciertos elementos no están incluidos en el precio del boleto.

Las aerolíneas ultra low-cost ofrecen tarifas significativamente más bajas vía una mayor productividad operativa, flota nueva con menor consumo de combustible y el uso de la tecnología digital más avanzada.

El modelo ultra low-cost tiene ventajas significativas. La más evidente es la accesibilidad, ya que las tarifas más bajas permiten que más personas viajen, democratizando así el transporte aéreo. En regiones donde volar era antes inaccesible, este modelo ha facilitado el viaje por motivos de negocio, turismo o para compromisos familiares, contribuyendo así al crecimiento económico. Las aerolíneas ultra low-cost han impulsado la conectividad en zonas donde antes era limitada, ayudando al desarrollo de dichas áreas.

Otra ventaja importante es la eficiencia operativa. Las aerolíneas de bajo costo suelen operar con una sola flota de aeronaves, lo que simplifica el mantenimiento y la logística. Además, al utilizar aeropuertos secundarios con tasas más bajas y mayor disponibilidad de ‘slots’, pueden reducir los retrasos y mejorar la puntualidad de los vuelos. Esto, además, genera beneficios tanto para la aerolínea como para los pasajeros, quienes disfrutan de un servicio más ágil y puntual.

Sin embargo, no solo es importante comunicar las características del modelo ultra low-cost y los servicios incluidos, sino también dar a conocer las opciones vigentes que pueden influir en la experiencia de vuelo. El modelo ultra low-cost es el que le da más poder al cliente, pues es este quien decide y escoge qué servicios quiere usar y pagar. Así en la región, en muchos mercados, más de la mitad de los pasajeros no lleva equipaje. Que sea opcional ahorra mucho a los pasajeros que no lo llevan, mientras que si estuviese incluido en la tarifa, sería más alta, y más de la mitad no lo necesita.

Romper paradigmas es fundamental para aprovechar al máximo lo que una aerolínea ultra low-cost tiene para ofrecer.

El modelo de negocio se basa en la simplicidad y eficiencia, despojándose de lo innecesario para centrarse en lo esencial: conectar personas a precios accesibles. Cambiar la manera en que entendemos y valoramos este modelo es el primer paso para disfrutar plenamente de sus beneficios.

Al romper con ideas preconcebidas, nos abrimos a una experiencia de viaje más accesible, eficiente y alineada con las necesidades de los tiempos modernos. Al final del día, volar ultra low-cost no es solo una opción más económica; es una invitación a redescubrir la verdadera esencia de viajar: llegar a nuestro destino, sin complicaciones y sin pagar de más.

Estuardo Ortiz CEO de Jetsmart.

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