Roque Benavides

La semana pasada tuve el honor de clausurar el VI Congreso Internacional Macro Sur Minero (Comasurmin) en Moquegua, región que concentra la mayor producción de cobre y que, gracias a la minería, es la más competitiva del país, por encima de Lima. Dicha competitividad se ve reflejada en los ingresos y la educación de los moqueguanos. En el evento se debatió sobre el futuro del sector minero y temas como la sostenibilidad y el trabajo conjunto para el desarrollo de la región.

Los resultados fueron muy positivos. Se logró congregar a las principales empresas mineras que operan en Moquegua, como Southern, Anglo American y Buenaventura -que está construyendo el proyecto San Gabriel en Ichuña-, al Gobierno Regional, autoridades locales, la Universidad Nacional de Moquegua (UNAM), que prestó sus instalaciones para las conferencias, y a diversos proveedores que son parte del ecosistema minero.

Una de las principales conclusiones, como dijo la Gobernadora Regional, Gilia Gutiérrez, es afianzar el enfoque de alianzas público-privadas como motor de la competitividad y el progreso social y económico de Moquegua, con el rol protagónico de la minería. La colaboración entre el sector público y privado, junto a la academia, a las comunidades y a la sociedad, es fundamental para el desarrollo sostenible.

El reto para la minería es consolidarse como motor de crecimiento y desarrollo que inspire confianza entre los peruanos. Esta industria impulsa la construcción de obras de infraestructura que benefician a toda población. Comprender que la minería es una oportunidad para descentralizar e integrar al país es clave, y todos tenemos un rol en este objetivo.

Las empresas debemos invertir con eficiencia y responsabilidad, tanto en lo económico como en la salud, lo social y ambiental, con un enfoque de sostenibilidad y valor compartido.

El Estado debe asegurar reglas claras y agilizar los procesos para favorecer el clima de inversión. La “permisomanía” debe reducirse para que avancen los proyectos. También debe proveer servicios básicos y garantizar que los beneficios de la minería se traduzcan en mejoras tangibles para todos.

Las universidades deben formar profesionales alineados a las demandas del mercado, fomentando la investigación aplicada y la innovación. Para la Universidad Nacional de Moquegua es una “oportunidad de cobre” que no se debe desperdiciar. La UNAM está llamada a ser una universidad de excelencia, enfocada en especialidades relacionadas a la ingeniería de minas.

Y las comunidades deben desarrollar capacidades para el trabajo conjunto. La construcción de un clima de armonía y entendimiento es esencial para asegurar que los beneficios de la minería lleguen a quienes más lo necesitan. La población de Moquegua será la gran beneficiada del ecosistema que se está creando alrededor de la industria minera.

Es fundamental que mantengamos una visión común de país, un horizonte de progreso que incluya a todos y que nos lleve hacia un mejor futuro. Esta fue la reflexión central de Comasurmin: trabajar juntos para construir un Perú donde la minería, el desarrollo y el bienestar vayan de la mano.

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