En esta época de incertidumbre y desconcierto, los líderes –y casi todos tenemos distintos roles de liderazgo ineludibles– debemos tratar de ser fuente de apoyo e inspiración para nuestros equipos, familias u organizaciones. Y para eso, idealmente, nos toca tratar de evitar:
1. Desaparecer. En momentos de incertidumbre, las personas necesitan más que nunca a sus líderes. No dejarse ver, no dar la cara, no estar presente, no ser accesibles, genera mucha inquietud e inseguridad: las personas necesitan saber a quién mirar y en quién confiar. Necesitan saber que hay alguien que se hace cargo y asume la responsabilidad.
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2. No comunicar. Como líderes, nos toca responder a las inquietudes y dudas que surgen, incluso cuando aún no tenemos todas las respuestas. No comunicar lo suficiente deja a todos ansiosos frente a la incertidumbre. Y como la incertidumbre confunde y desorienta, los mensajes deben repetirse con frecuencia y ojalá, con transparencia y autenticidad para evitar rumores y dañinos desconciertos.
3. No respetar las emociones. Frente a la incertidumbre, las emociones de muchos se pueden tornar volátiles y cambiantes y para algunos, todo les cuesta más. A los líderes nos toca tratar de comprender eso, y actuar con tacto, tino y sensibilidad frente a cada persona y sus distintos modos de sentir. No hacerlo es una falta de respeto y una torpeza que se paga caro en lealtad y confianza.
4. Perder la calma. Como líderes nos toca dar seguridad y transmitir calma a los demás. Si no estamos balanceados o nos dejamos llevar por nuestro estrés sin lograr comprender la importancia de nuestro rol y responsabilidad frente a nuestro equipo o familia, no podremos transmitir la serenidad, buena vibra y energía que ellos tanto necesitan recibir. Y tampoco podremos aprender, adaptarnos, actuar y ser efectivos.
5. Caer en negatividad. Cuando somos responsables de personas, familias u organizaciones, nos toca inspirar, motivar y movilizar a todos, y más aún, a quienes no logran ver la luz al fondo del túnel. Siendo nosotros negativos –aunque la excusa sea un ejercicio de “realismo”– solo causa angustia, miedo y desesperanza en los demás.
6. No reconocer. Durante la incertidumbre muchos tienen múltiples retos personales, familiares, laborales, logísticos o económicos que los complican, frustran y agotan. Nos toca entender para apoyarlos mejor, valorar sus esfuerzos, apreciar sus aportes y sobre todo, reconocerlos con frecuencia y de diversas maneras. Son señales de respeto y consideración que no se debe dejar de dar durante momentos como el actual.
7. No ser coherente. La única manera de merecer la confianza de los demás es ser consistente con los valores que predicamos, liderar con el ejemplo y no caer en excusas facilistas que buscan eximirnos de actuar con corrección siempre y en todos los ámbitos.
Nunca es fácil ser líder, pero hoy más que nunca, en momentos de incertidumbre, y tan difícil para tantos, nos toca liderar desde el corazón, con propósito y humanidad.