Mientras miraba en el televisor el mensaje del presidente Martín Vizcarra el pasado 15 de marzo, en el que decretó la inmovilización obligatoria para evitar la propagación del nuevo coronavirus, Guillermo –un padre de familia de 57 años– pensaba qué hacer con sus compromisos de pago ante el banco.
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“Fue muy estresante, además de la pandemia, pensar en cómo honrar nuestras deudas”, señala. Por ello, para él, reprogramar el pago de su préstamo hipotecario hasta finales de agosto fue una facilidad importante, a la cual pudo acceder con una tasa baja y buenas condiciones.
Por otro lado, Teresa, una emprendedora de 46 años, obtuvo un préstamo de S/100 mil con su banco a fines del 2019, por un trabajo que iniciaba justamente en marzo para remodelar una oficina. La llegada de la pandemia frenó sus expectativas y posibilidades para pagar sus deudas. Teresa también accedió a una reprogramación por cuatro meses; con algunos problemas, debido a que un retraso en el trámite con su banco llevó a que su calificación crediticia pasara de verde a naranja.
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Asimismo, Andrea, una odontóloga de 43 años, vio paralizado su trabajo por la cuarentena y con ello sus ingresos mensuales. Ella reprogramó sus pagos de consumo por dos meses; un escenario que tampoco deseaba, pero fue necesario. Confiesa que fue útil tener esta opción, pero no volvería a hacerlo si ello implica asumir intereses adicionales nuevamente.
Estos tres testimonios –cuyas identidades mantenemos en reserva por seguridad– representan algunos de los casos de reprogramación de pagos. Y aunque no todas las personas la prefieren, admiten que ha significado un alivio para sus bolsillos en tiempos difíciles.
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Una salida ante la emergencia
La reprogramación se convierte en una salida necesaria ante la crisis. Esta operación la realiza una persona ante su entidad financiera en caso de que presente problemas para pagar la cuota del mes. Esa imposibilidad de cumplir con su deuda nace de circunstancias imprevistas y externas, como la situación actual de la pandemia.
Así, el banco, caja o cualquier otra entidad del sistema financiero establece un número de meses en que el cliente no pagará la cuota. “Para esto siempre es importante haber cumplido los pagos”, explica el experto financiero Walter Eyzaguirre. “Se les da, por ejemplo, 60 días para no pagar el crédito. Esas dos cuotas pasan a cobrarse al final del cronograma de pagos, aplicando intereses adicionales solo a estas dos cuotas. Lo demás queda igual”, acota.
Una característica importante es que la reprogramación no implica un cambio en la calificación crediticia de la persona, pues se trata de una situación de excepción. Muy diferente es lo que sucede en un refinanciamiento, en que la entidad aplica cambios al verificar un constante incumplimiento.
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“Además, en un refinanciamiento, la entidad necesariamente baja la calificación crediticia”, comenta Numa Arellano, socio de consultoría para la industria financiera de EY Perú. ¿El motivo? “Es que te comprometes a pagar un monto, pero no lo haces. Se modifica toda la condición del crédito y no existe un período de gracia”, agrega.
Se trata de dos situaciones distintas. Por ello, al configurarse un escenario de tres meses de cuarentena por el COVID-19 en el país, la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) emitió un oficio en que facultó a los bancos a reprogramar sus créditos sin que esto implique un refinanciamiento.
Al 10 de julio, todas las entidades del sistema financiero han reprogramado 8′698.588 créditos por un monto total que supera los S/132.000 millones. Solo la banca reprogramó 6 millones de créditos, y la mayor reprogramación fue en beneficio de las familias.
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Las 3 recomendaciones
1. Tener un panorama de los ingresos futuros
De esta forma, se podrá cumplir adecuadamente la reprogramación, advierte Walter Eyzaguirre.
2. En la medida de lo posible, prepagar
Adelantar los pagos permitirá reducir el plazo de la deuda y generará ahorros en el pago de intereses.
3. Evaluar más de una opción para el pago
En algunos casos, una compra de deuda de un banco a otro permite un mejor esquema de pago con tasas de intereses menores, advierte Eyzaguirre.
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