Un segundo de descuido es más que suficiente para que los ladrones especializados en robo de celulares nos dejen incomunicados. A veces son violentos, pero en la mayoría de las ocasiones es todo lo contrario: son tan disimulados que uno no descubre la pérdida hasta que ya es demasiado tarde.
Lo lamentable es que esta problemática, lejos de desaparecer o reducirse, se incrementó en el verano, según lo revelan los estudios de Osiptel: en el primer trimestre del año se perdieron o robaron 841.047 celulares, es decir 104 mil teléfonos más que el año pasado, cuando se llegó a 736.197.
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La problemática es una constante que no solo conlleva un susto o mal rato, sino que se ha convertido en la principal razón por la que los usuarios renovamos equipos celulares. Según un estudio elaborado por Ipsos, en todos los estratos socioeconómicos la principal causa que lleva a comprar un nuevo celular es la pérdida o hurto del mismo. En el nivel socioeconómico A el robo (21%) supera al vencimiento del contrato (20%) como móvil para comprar un nuevo equipo. En el nivel B y C el robo sube al 25% y pasa a un 29% en el D.
Si dividimos a los usuarios de celulares por género, sin embargo, tenemos que en el caso de los varones el principal motivo de recompra de celular es por pérdida de su equipo (24%) pero para las mujeres es el deterioro del mismo (29%), lo cual no significa que no sean frecuentes víctimas del delito, sino que tienen una mayor preocupación por tener un producto en óptimas condiciones.
En todos los segmentos, según el estudio de Ipsos, la intensión de renovación suele ser 18 meses o más, pero en la práctica la mayoría termina haciendo una reposición en un año justamente porque los celulares son robados o perdidos y se van a un mercado negro, el cual, lamentablemente, no se aminora, sino que incrementa sus adquisiciones.