Alejandro Falla

Qué difícil es ser un servidor público y tratar de hacer las cosas bien en estas épocas. La función pública nunca ha sido fácil. Se ha hecho más difícil en épocas políticamente tan convulsas como las actuales, donde la meritocracia y la ética en el ejercicio de la función pública parecen importar poco.

Pese a todo, hay personas honestas en el Estado que siguen trabajando para generar bienestar en la gente. Los hemos visto en el proceso de vacunación o en el esfuerzo de los profesores de escuelas públicas por mantener “enganchados” a los chicos de comunidades del interior del país en medio de la pandemia. Son funcionarios públicos que no aspiran a algún beneficio personal por hacer las cosas bien. Están dispuestos a ir más allá de sus obligaciones para atender las necesidades de la gente. Lo hacen porque les hace feliz ver que su trabajo hace felices a otros.

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El Premio a las Buenas Prácticas Gubernamentales organizado por Ciudadanos al Día (CAD) busca visibilizar a estas personas y reconocer sus esfuerzos. Es un concurso que se viene realizando desde el 2005. Este año han identificado 188 iniciativas que califican como una buena práctica.

Son varias las iniciativas premiadas. Destaco dos de ellas. La primera es la presentada por el Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65. Entregar subsidios económicos a la población vulnerable durante la época de la pandemia fue todo un reto.

Se debía hacer reduciendo el riesgo de contagio generado por la aglomeración de personas en agencias bancarias.

Aprovecharon las ventajas de las billeteras digitales para hacer las transferencias, lo que además contribuyó a la inclusión financiera de estos sectores. No dudaron en convocar y aliarse con al sector privado para lograr el objetivo. Yape, Tunki, BIM, Caja Los Andes y el Banco de la Nación fueron parte de este esfuerzo.

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Destaco también la implementación del Registro Digital de Nacimientos por el Reniec que facilitó el registro de nacimientos durante la pandemia. De ser un trámite puramente presencial, se abrió la posibilidad de hacerlo de manera digital. De esta manera durante la pandemia se evitó el retraso en la inscripción que hubiera afectado el acceso a servicios de salud de los recién nacidos. La lista de buenas prácticas identificadas es bastante larga.

Los invito a revisarlas (). Su lectura levanta el ánimo. Nos hace ver que no todo está perdido. Detrás de cada una de estas iniciativas hay gente muy valiosa. Es asombroso que sigan remando contra la corriente. Gracias a ellos, el barco se sigue moviendo.

Desde el sector privado hay que visibilizar y aplaudir estos esfuerzos para que continúen. Es una forma de “resistencia ciudadana” frente a lo que estamos viviendo.

Los gremios empresariales son los primeros que deberían hacerlo. Pese a la ineficiencia y evidencias de corrupción en varios lados, hay ganas y decencia en muchos servidores públicos. Muchos más de los que uno puede imaginar. ¡Ánimo!

Alejandro Falla Socio de Bullard Falla Ezcurra +

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