En su más reciente informe, el Banco Mundial (BM) precisó que la economía peruana caerá 4,7% este año debido al impacto del COVID-19; pero resaltó que el país cuenta con la fortaleza fiscal para combatir el choque. Conversamos con Marianne Fay, directora del BM para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú; y Daniel Barco, economista País del BM para el Perú.
— El Perú tiene varias deficiencias estructurales y problemas como la informalidad. ¿Cómo nos impacta esto en comparación a otros países de la región?
Marianne Fay (MF): Hay tres grandes temas: formalización, descentralización y desigualdad. La gran preocupación es que la crisis podría tener impacto más fuerte sobre los más pobres y la salud y educación son bastante importantes para evitarlo. El Perú todavía no tiene la infraestructura que debería para un país de su nivel de ingresos. Pero esa fortaleza macroeconómica se puede utilizar ahora para la recuperación y la inversión de obras públicas que puedan dar empleo y dinamizar a la economía.
Daniel Barco (DB): Quisiera resaltar que evidentemente están estos aspectos estructurales y son problemas de larga data, que el Perú viene arrastrando hace décadas. El presidente Vizcarra ha reconocido que hay un sistema de salud ineficiente. Eso quiere decir que la respuesta no solo ha sido clara y contundente, sino que también es transparente. Reconocemos que esto [los problemas estructurales] va a ser una limitante en la respuesta del gobierno, un sistema de salud ineficiente es una limitante en una crisis de salud. El alto nivel de informalidad hace que sea, por un lado, más difícil identificar a las familias que necesitan apoyo; hace más complicado sostener medidas de restricción generalizada durante largo tiempo.
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— ¿Qué tareas urgentes por atender nos deja esta crisis?
MF: Es importante poner el tema de la desigualdad como centro en cualquier estrategia de desarrollo de los países de América Latina. El Estado va a tener que repensar y socializar muchas de las deudas y daños causados por esta pandemia.
DB: El mensaje que nos da la crisis es que el Estado es importante para proteger a los ciudadanos, por lo que sí va a ser necesario repensar cómo proveer protección social.
— ¿Realmente sería necesario un cambio del modelo económico actual, como algunos plantean?
MF: No hablaría del cambio del modelo. Pienso que la economía de mercado tiene una resiliencia y aspectos que son esenciales. Lo que sí se debe considerar es que hay una revalorización del Estado no solo en lo social, sino también en lo económico. En el Perú hay muchos problemas de competencia, de reglamentación y varias reformas pendientes. Ahora es el momento de pensar eso, [...] mientras se hace más interesante ser formal porque así puedes acceder a alguna protección, se tiene que bajar el costo de esa formalización con una mejora de la reglamentación.
— ¿En qué se basan sus proyecciones para la economía peruana? ¿Por qué prevén que la contracción será más fuerte que en Colombia o Chile?
MF: Además de los factores externos que golpean al país por sus principales socios comerciales, recordemos que este tuvo una respuesta rápida, temprana y fuerte [al COVID-19]. Eso salva vidas, pero también cuesta en términos económicos.
DB: El rebote para el Perú que se espera para el 2021 es también más alto. [No obstante], si queremos seguir pensando en el largo plazo tenemos que abordar los problemas estructurales que ya hemos mencionado, como la informalidad, descentralización e inequidad.
— Desde el Banco Mundial se ha hablado del enfoque dual para proteger el empleo. ¿Se debe dar más ayuda a las empresas para mantener el capital de trabajo y con mayor énfasis a los sectores más perjudicados?
MF: Se tiene que pensar en tres dimensiones de respuesta. Primero, proteger a las personas, segundo, proteger el empleo, y tercero, preservar el futuro. Este punto de vista sí es bastante importante para que el gobierno minimice el impacto negativo a largo plazo sobre la capacidad de las empresas para generar empleo. Pensamos que ahí a nivel global y en el Perú también, el Gobierno tiene un papel fundamental para tratar de preservar el trabajo.
— ¿Hay espacio en este momento para abordar reformas para sectores como el laboral, salud o educación? ¿Qué se necesita para hacerlo, dada la urgencia por mejorar nuestros sistemas?
MF: Los colegas de salud y educación ahora están [atendiendo] la urgencia y no es momento de distraerlos. En algunas semanas sí va a haber un espacio para pensar en las lecciones de la pandemia y lo que se tiene que hacer. De cada crisis salen oportunidades. Esta crisis ha abierto espacios de debate que puede ser que no existían tanto antes. Ahora pienso que hay más acuerdos sobre que sí se debe reformar el sector salud; que hay mucho trabajo pendiente de zonas rurales y pobres para el sector educación; y que el debate sobre pensiones y formalización, que es algo que dura desde décadas, tiene un nuevo impulso y sí se tiene que trabajar.
— Un sector muy intensivo en empleo que está siendo afectado severamente es el turismo. ¿Qué medidas específicas se pueden adoptar ahí para preservar el trabajo?
MF: Estamos empezando a mirar cuáles han sido las otras experiencias exitosas. En Estados Unidos después de la Gran Depresión usaron mucho empleo público para desarrollar todo el sistema de parques públicos, que ha sido una gran herencia de ese programa. Pienso que se tiene que pensar [en implementar algo similar en el Perú] porque los turistas no van a venir por un buen tiempo. Hay que proyectarse a cómo se pueden generar inversiones que luego permitan mejorar la oferta turística del Perú.
— ¿Qué sectores consideran que podrían empezar a operar pronto?
MF: Es un tema complicado. Prefiero responder con principios que con sectores económicos específicos. Lo primero es la importancia económica y el término de generación de empleo. Hay trabajos que si los hacemos en casa no pasa nada; ese tipo de empleo debe tener la menor prioridad para permitir de que regresen a las oficinas. Pero hay trabajos que no se pueden hacer de forma no presencial y que tienen una importancia macroeconómica y en términos de empleo muy fuerte. Es un tema de prioridad. Hay que pensarlo como dos dimensiones, en la segunda dimensión la capacidad de esos sectores de proteger a sus empleados y respetar todos los aspectos de limpieza e higiene que es muy importante. Esa es la metodología que pienso que está usando el gobierno para definir a los sectores prioritarios. Yo pondría una tercera dimensión en base a una propuesta de los alemanes sobre la reactivación gradual. Ellos enfatizan la vinculación entre sectores. Ahí hay que pensar eso y hacerlo de forma gradual pero teniendo en cuenta este factor.
— El BM también se ha pronunciado acerca de la ley que aprobó el congreso para permitir el retiro del 25% de una AFP con topes. ¿Consideran que debe ser observada?
MF: Como hemos mencionado, nos parece que esa no es la forma más eficiente de ayudar a la gente. Una preocupación bastante fuerte es el tema de preservar el futuro. La gente va a necesitar esas pensiones más adelante. Sí pensamos que el sector de las AFP debe ser reformado. No es un sector suficientemente competitivo, podría ser mucho más importante para dinamizar la economía peruana y los mercados financieros peruanos, y eso es algo en lo que el gobierno quiere abordar.
DB: Lamentablemente esta medida [el retiro del 25%], por más que pueda ser bienintencionada, no logra asistir a quienes más lo necesitan ahora: los trabajadores informales, las personas jóvenes, los migrantes y la gente en pobreza que en su mayoría no tienen estas cuentas en las AFP. Además que el sistema de pensiones necesita ser repensado en el futuro, ahora puede servir para ayudar en la crisis, como que el fondo de pensiones ayude a través de un incremento temporal de sus tenencias de bonos del tesoro o que sea complementario a Reactiva Perú, adquiriendo garantías de crédito.
— El informe del BM habla también de la población más expuesta a esta crisis en el Perú: la urbana no calificada. En ese sentido, concluyen que la caída de la economía generaría una mayor pobreza y desigualdad. ¿Que se debe hacer para que la pobreza no crezca de forma tan drástica?
MF: Uno de los aspectos es el fortalecimiento del sistema de protección social. Con los bonos para la población en pobreza extrema e independiente no hemos dado cuenta que hay una gran parte de la población que es muy vulnerable a los choques y que no pertenece a un sistema de protección. Es necesario seguir desarrollando eso para garantizar que la gente no caiga en pobreza, que tiene consecuencias muy largas sobre el capital humano. También está la generación de empleo. Diría que en la fase de reactivación la economía no va a funcionar como antes y que los empleos que tenían a gente vulnerable todavía no se va a dinamizar. Recibir asistencia social es bueno, pero fundamentalmente la gente quiere trabajar.
— Si pudieran abordar aspectos en los que el Gobierno debe enfocarse para mejorar en el enfrentamiento de esta crisis y así estar preparados a futuro, ¿cuáles serían los principales?
MF: La resiliencia se trabaja a distintos niveles. Diría que reformar el sistema de salud claramente es algo importante, fortalecer el sistema educativo, la protección social y mejorar este programa de educación a distancia.
DB: La resiliencia va de la mano con todos estos factores estructurales que ya hemos abordado. Un sistema de descentralización y reglas fiscales más claras son necesarias. Eso, y seguir avanzando en aliviar la pobreza y la informalidad.
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