(Foto: Agencia)
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Luis Fernando Alegría

A pesar de que la crece a tasas relativamente altas, algunos y analistas advierten riesgos de una nueva . El Comercio conversó con Carlos Végh, economista jefe del Banco Mundial () para la región, sobre sus perspectivas mundiales y los retos para el Perú en un entorno incierto.

¿Cuál es su balance sobre el panorama de la economía mundial?
La incertidumbre sobre algunos (como Argentina, Brasil, Turquía y Sudáfrica) ha aumentado en los últimos seis meses y las tensiones comerciales entre EE.UU. y China son preocupantes, pero no creo que exista ningún riesgo serio para la economía mundial en los próximos dos o tres años. El balance es claramente positivo si bien es innegable que hay algunos nubarrones en el horizonte.

Algunos agentes advierten posibilidades de una nueva crisis en EE.UU. ¿Lo ve probable?
No veo ningún riesgo de una recesión en en los próximos dos años. Se proyecta que crecerá un 2,9% en el 2018, 2,5% en el 2019 y un 2% en el 2020. Para EE.UU., crecer entre 2% y 3% es cómodo y sostenible. La tasa de desempleo está en 3,7%, el nivel más bajo en casi 50 años.

¿La reforma fiscal de Trump puede acelerar la subida del costo del crédito?
La reforma fiscal no hubiera sido necesaria por motivos macroeconómicos; su justificación fue principalmente bajar las tasas corporativas para que empresas multinacionales no se fueran de EE.UU. a países con tasas más bajas. No creo que este estímulo fiscal lleve a la Reserva Federal a subir mucho más las tasas de interés y poner en peligro la expansión actual.

Dado el contexto mundial, ¿qué esperaría para los precios de los commodities?
Diría que se van a mantener alrededor de los niveles actuales. El precio del cobre estuvo alrededor de US$7.000 por tonelada métrica (US$3,15 la libra) hasta hace unos meses y ahora ha bajado a US$6.000 (US$2,72 por libra), pero parece haber encontrado un piso. El índice de materias primas no energéticas del BM se ha mantenido relativamente estable desde hace casi tres años. Pero, por supuesto, algún suceso inesperado podría cambiar este panorama.

Más allá de la aceleración del crecimiento que se espera para el Perú, las estructuras de la economía están debilitadas. ¿Cómo evalúa el potencial de crecimiento del país?
El BM estimó en su momento que el crecimiento potencial del Perú durante el período 2006-2013 era alrededor del 6,0% (y la economía creció, en promedio, al 6,6%). El principal propulsor del crecimiento ha sido el capital (entre 70% y 82% del crecimiento total dependiendo del período). El trabajo ha contribuido alrededor del 20% y la productividad tan solo 11% entre el 2000 y el 2014. El beneficio de aumentar la productividad sería enorme: el PBI por trabajador en el Perú subiría del 25% al 65% del de EE.UU. si el Perú tuviera la misma productividad que EE.UU.

Pero crecer más rápido y más sostenible implica reformas estructurales. ¿Cuáles son las más urgentes?
Diría que, para crecer a tasas del 5% o más, el Perú necesitaría enfocarse principalmente en reformas estructurales como infraestructura física y conectiva, aumento del capital humano, flexibilización del mercado laboral, descentralización y reformas del sistema judicial y político.

Dado lo dependiente que es el Perú del entorno mundial, ¿ahora es un momento apropiado para hacer este tipo de reformas o se debe priorizar cuidar la estabilidad macroeconómica?
La estabilidad macroeconómica es siempre una condición necesaria para implementar reformas estructurales, pero no se puede llegar al extremo de esperar un entorno externo ideal. Como analizamos en nuestro informe, todos los países de la región enfrentan diferentes riesgos y es parte de la vida económica de cualquier país. Si bien hay que protegerse lo mejor posible frente a la posibilidad de que se materialicen algunos de estos riesgos, los países también deben seguir adelante con las reformas estructurales necesarias para asegurar un crecimiento sostenible e inclusivo.

Pensando en sostenibilidad macro, el estado de las cuentas públicas en el Perú es delicado. ¿Debe mirarse con cautela?
El tema fiscal siempre debe mirarse con cautela, incluyendo en el Perú. Esperamos que el déficit fiscal baje en los próximos años, de acuerdo con las reglas fiscales. El bajo crecimiento del 2017 (2,5%) redujo naturalmente los ingresos y llevó a un déficit del 3,1% del PBI. Este año, el déficit se reduciría al 2,8% gracias a un aumento de los ingresos fiscales a pesar de una aceleración del gasto público. Asumiendo que el gobierno limite el crecimiento del gasto, proyectamos déficits de 2,4% en el 2019 y 2,0% en el 2020, por debajo de los límites requeridos por la ley. 

¿Asumiendo que no se cede a las iniciativas de gasto desde el Congreso?
Es clave que el gobierno persista con su plan de consolidación fiscal y, en particular, resista presiones al gasto. De lo contrario, cualquier ‘shock’ negativo externo podría descarrilar la estrategia fiscal.

¿Es posible mejorar las finanzas públicas sin recurrir a alzas en las tasas de impuestos, como hizo Colombia, por ejemplo?
Un estudio del BM sobre gasto público en el Perú sugiere que una mayor eficiencia por el lado del gasto llevaría a ganancias equivalentes al 1,4% del PBI, pero esto no sería suficiente para cumplir las metas fiscales si algún ‘shock’ negativo golpeara a la economía. El estudio concluye que, efectivamente, hay espacio para subir ingresos sin tener que subir las tasas impositivas mediante, por ejemplo, la reducción de exenciones al IGV, la simplificación de múltiples regímenes tributarios, el mejoramiento de los catastros inmobiliarios y la disminución de la evasión del IGV y tasas corporativas.

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