Dentro del sistema financiero, las entidades microfinancieras son las más susceptibles de verse perjudicadas ante una situación de crisis financiera y las cajas rurales, que tienen accionistas 100% privados, no han sido la excepción.
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Según un análisis al mes de mayo del Instituto de Créditos y Cobranzas (ICC), las siete cajas rurales de ahorro y crédito supervisadas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), tuvieron una caída de 9% en sus utilidades (en conjunto), pero el año pasado habían cerrado con altos índices de solvencia, lo que les permitiría pasar la tormenta.
“Todas las entidades se están viendo afectadas y en cada una, dependiendo del tamaño que tengan, la afectación va a ser mayor o menor. Todavía no estamos viendo los impactos reales de la situación. Los balances de julio y agosto van a dar realmente los impactos tanto en morosidad, como en nivel de provisiones”, prevé Jorge Delgado, presidente de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas del Perú (Asomif).
Reprogramaciones y provisiones
En esa misma línea, Rosanna Ramos-Velita, presidenta del directorio de la Caja Rural Los Andes, también considera que al cabo de unos tres meses recién se podrá establecer si las entidades microfinancieras lograron recuperarse.
“En tres meses recién se verá (el impacto). En todo el mundo va a ser un mal año, todas las entidades financieras se están provisionando. En Caja Los Andes estamos tranquilos porque antes de esta situación habíamos hecho un aporte de capital y nos encontramos pasando el 40% de liquidez. El caso de cada entidad es diferente”, explicó.
A pesar de encontrarse en una situación estable, comentó que se mantienen atentos a la reactivación de la economía con trabajos individuales de reprogramación de sus clientes, muchos de ellos, microempresarios vinculados al sector agrario y turístico.
“Es un trabajo profundo y minucioso. Confiamos en que el cliente va a evolucionar y requerirá capital de trabajo. Los microempresarios cambian, si antes vendían chompas, ahora están vendiendo mascarillas. En una situación de necesidad, ellos no se quedan con las manos cruzadas”, agregó.
Con medidas como las reprogramaciones y refinanciamientos, la cartera castigada en este segmento se mantiene con índices bajos, pero la morosidad sí pasó de 7.8% en diciembre del año pasado a 8.4% en el mes de mayo, de acuerdo con el informe de ICC.
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