En los últimos 20 años, el déficit fiscal promedio anual en el Perú ha sido de solo 0,6% del PBI, uno de los más bajos de la región.
En los últimos 20 años, el déficit fiscal promedio anual en el Perú ha sido de solo 0,6% del PBI, uno de los más bajos de la región.

(Informe El Comercio - IPE)

En las dos últimas décadas el Perú se ha caracterizado por mantener una estable, buenos niveles de y razonable. Esto es importante debido a que los países que mantienen un manejo fiscal responsable logran generar confianza en los mercados internacionales, lo que les permite conseguir financiamiento a bajas tasas de interés.

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Según las cifras del BCR, en el 2000 el Perú tenía una deuda pública que representaba el 48% del PBI, la cual se fue reduciendo progresivamente cada año hasta alcanzar un mínimo de 19% del PBI en el 2013. A partir de ahí, la deuda se incrementó hasta llegar a 27% del PBI en el 2019.

Obviamente, la principal fuente de financiamiento del presupuesto público en el Perú es la recaudación tributaria. En la última década, esta alcanzó un máximo anual de 16,9% del PBI en el 2012. Pero en el 2019 se reportó una de 14,3% del PBI. Así, el Perú se encuentra aún entre los países con menor recaudación tributaria como porcentaje del PBI de la región.

Otro aspecto importante para la sostenibilidad del país es mantener bajos niveles de déficit fiscal. En los últimos 20 años, el déficit fiscal promedio anual en el Perú ha sido de solo 0,6% del PBI, uno de los más bajos de la región.

El escenario fiscal que recibe el próximo gobierno. (Infografía: El Comercio)
El escenario fiscal que recibe el próximo gobierno. (Infografía: El Comercio)

A inicios del 2020, el país mantenía estos indicadores de política fiscal estables, lo que sostuvo la confianza de los mercados internacionales cuando la crisis llegó.

En un contexto de estrictas medidas de restricción para las actividades económicas en el 2020, las fortalezas fiscales acumuladas por el Perú le permitieron desplegar un gran paquete de respuesta a la crisis sanitaria.

Estas medidas se vieron reflejadas en un incremento de déficit fiscal de 1,6% en el 2019 a 8,9% en el 2020 y el aumento de la deuda pública de 26,8% a 34,8% en el mismo período.

En la última actualización de sus proyecciones macroeconómicas (abril del 2021), el MEF estimó que el déficit fiscal pasaría de 8,9% del PBI en el 2020 a 5,4% en el 2021, para luego converger progresivamente a su límite legal de 1% hacia el 2026.

Asimismo, prevé que la deuda pública se eleve a 35,9% del PBI en el 2021. Posteriormente, esta se estabilizaría a alrededor de 36,2% en el período 2022-2024.

Sin embargo, frente a menores ingresos y mayores demandas de gasto público, la consolidación fiscal podría postergarse. Al respecto, el IPE ha estimado que el estímulo fiscal que la economía requiere para atenuar la caída de la inversión implicaría un déficit fiscal por encima de lo proyectado por el MEF para dichos años. En tanto, la deuda pública podría incrementarse a niveles alrededor del 40%.

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–Calificación crediticia–

Al respecto, surge la interrogante sobre si dicha situación podría implicar una rebaja de la de modo que surja el riesgo de perder el grado de inversión que mantiene el Perú durante ya más de una década. En el último año, los mayores gastos fiscales en un contexto de crisis económica y alta incertidumbre han conllevado a que dos calificadoras de riesgo crediticio –Moody’s y Fitch– actualizaran la perspectiva de crédito del país de estable a negativa para el financiamiento en moneda nacional.

Sin embargo, debido a sus fortalezas fiscales y monetarias, el Perú ha continuado siendo considerado un país con alto grado de inversión, según las calificadoras Fitch Ratings, S&P y Moody’s. Estas calificaciones crediticias mantienen al país en mejor posición que todo el resto de la región, con excepción de Chile.

Para mantener la calificación crediticia y la disposición de financiamiento externo importa la confianza en el próximo gobierno. Al respecto, Carlos Oliva, exministro de Economía, señala que el próximo titular del MEF debe comprometerse públicamente a trayectorias creíbles de crecimiento, ingresos fiscales y gasto del Gobierno. Además, Oliva refiere que hay espacio para realizar ajustes a la senda fiscal estimada por el MEF; no obstante, para ello resulta importante el respaldo de la credibilidad de quienes asuman el manejo de las finanzas públicas en los próximos años.

Bonus: Posición en la región

  • A pesar del deterioro de las cuentas fiscales, las finanzas del país se mantienen entre las más sólidas de Latinoamérica.
  • La deuda pública en el 2020 presentó un nivel similar al de Chile (33,6% en el 2021) y bastante por debajo de Brasil (98,4%), Colombia (64,2%) y México (60,5%) y del promedio de América Latina (77,7%).Posición en la región.

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