Con profesores como Geoffrey G. Jones, del Harvard Business School, provoca ir a clases. No solo por su conocimiento de los mercados emergentes y la historia empresarial, sino también por su actitud afable y risueña.
Lo describen como un gurú en mercados emergentes. ¿Cómo llegó a serlo?
No me siento un gurú [risas]. Tengo el beneficio de viajar mucho y eso permite ver patrones que la gente local a veces no puede ver. Dicho eso, creo que alguien como yo también tiene que escuchar mucho a los lugareños en cada viaje.
Es la única manera de conocer una economía.
Sí, y también para entender qué es lo común y qué es lo diferente. Hacer negocios en Chile es completamente diferente a hacerlo en Argentina. Hay que entender lo local, pero sin obsesionarse con ello porque luego dejas de notar los patrones generales.
¿Ha identificado alguna característica común en los mercados emergentes?
Centros comerciales. Estés en Shanghái o en Lima, vas a tener los mismos centros comerciales [risas]. Si me hubieras preguntado eso hace cinco años, la respuesta habría sido que los mercados emergentes estaban realmente emergiendo, pero ahora la riqueza se ha disparado y aun así muchos de los problemas institucionales no se han resuelto. Pensábamos que Brasil era esta economía milagrosa en América Latina, pero ahora vemos que también tiene problemas terribles. El optimismo de hace cinco años se ha convertido en una percepción más realista.
¿Y el Perú cuándo fue considerado por primera vez un mercado emergente?
Recientemente, creo que quizá en los noventa. Antes de eso era considerado un mercado problemático [risas]. Hiperinflación, Sendero Luminoso… Ahora el mercado peruano es el número siete u ocho en el ránking de las economías emergentes más atractivas.
¿Cuál es nuestro sector más fuerte?
Lamentablemente, minería y commodities.
¿Eso es lamentable?
Hay que preguntarse cómo el ingreso generado por esos commodities es utilizado. Hay países que se hicieron ricos a partir de los commodities y que tuvieron estrategias específicas para utilizar esa riqueza. Noruega creó un fondo gigantesco, los estados del Golfo crearon un mundo de fantasía como Dubái y su propia línea aérea. ¿Cómo la riqueza generada a partir de commodities fue usada en el Perú? ¿Se ha alimentado la inversión o se ha alimentado el consumo en los centros comerciales y bienes raíces? Es probablemente puro consumo. El Perú tiene un problema de infraestructura, carreteras que nadie usa, un desastre en Lima porque no tiene un metro subterráneo.
¿No hemos invertido donde más lo necesitamos?
Algunas cosas buenas han sucedido como la educación, por ejemplo, pero igual necesitas invertir más en ella.
¿Hay potencial en otros campos?
Los negocios peruanos están en una situación interesante porque están comenzando a globalizarse. Tienen grupos como Gloria, por ejemplo.
¿Qué problemas deben enfrentar esas compañías?
Dos, principalmente. Uno es la falta de innovación. Quizá haya un incremento de innovación en el sector minero, pero casi no se ve innovación fuera de este sector. Además, las compañías en el Perú no desarrollan innovación aquí, sino que la importan del extranjero. Eso no es desarrollo y no da lugar para un verdadero crecimiento.
El segundo problema es la incapacidad para desarrollar marcas verdaderamente fuertes. Está Inca Kola, pero son pocas las marcas internacionalmente competitivas. Desarrollarlas es algo sumamente difícil. Un buen ejemplo de ello es Costa Rica, que ha cambiado de imagen totalmente: ahora es reconocida por el ecoturismo, aunque Guatemala tiene mejor arquitectura. En ese sentido, el Perú está todavía en proceso de crear su propia marca.
¿Quizá tenemos la marca “inca” un poco gastada?
Bueno, como sabes, los incas fueron un período corto de la historia. Sus otras culturas son muy interesantes. En vez de “inca”, pueden tener otra marca.
¿Como cuál?
Las precolombinas. Hay mucho potencial allí. Además, tienen la comida.
Donde ya comenzamos…
Sí, la comida está yendo muy bien. La cultura gastronómica le está dando al Perú una reputación muy fuerte y exclusiva.
Necesitamos continuar con este desarrollo.
Es una ventaja competitiva que puede ayudar a rastrear inversionistas. También veo una oportunidad para el café orgánico peruano porque tiene mucho valor agregado. El Perú está en un proceso de construcción.
Competimos con Colombia en el rubro cafetero.
Colombia tiene muchas cosas buenas, pero en este momento la cabeza de todo el mundo está en la guerrilla. Tienen un trabajo muy grande ahí. El Perú no tiene eso. Tiene a la comida, a los incas y al café. Solo necesita armarlo [bien y hacerlo].
¿Ser un exportador de materias primas y haber sido en la Colonia un monopolio comercial español afecta la mentalidad de nuestros empresarios?
Esa es una discusión típica en el mundo económico. ¿Por qué Norteamérica es más exitosa que Sudamérica? Algunos dirían que los ingleses comenzaron a colonizar y eso fue mejor. Pero decir que se trata solo de españoles y mala suerte no es de mucha ayuda. Hubo muchos problemas de jerarquías, riqueza y pobreza. Claro, uno puede ver cómo eso ha trascendido hasta ahora.
¿Cómo ve al Perú en cinco años?
Yo sigo siendo optimista sobre el Perú porque creo que está en camino a seguir creciendo en otros rubros. Si tu economía depende de China, los commodities y la minería, va a ser difícil. Hay que diversificar la economía, desarrollar el capital humano, invertir en infraestructura y educación.