Sobre la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), cuyo abono vence este 15 de noviembre, el ministro de Trabajo Javier Palacios anunció que no se volvería a extender la flexibilidad en su pago. “Buena parte de los procesos de reactivación han impulsado sectores que ya trabajan con normalidad”, manifestó en conversación con El Comercio.
Al respecto, Ana María Choquehuanca, exministra de la Mujer y presidenta de la Asociación Pyme Perú, expresó que realizar dicha transacción podría ocasionar perjuicios para las empresas en un contexto en el que se dan los primeros pasos para la reactivación económica por la emergencia por el COVID-19. Resaltó, en ese sentido, que “diferir su pago al 2021 no será perjudicial para el trabajador de ninguna manera”.
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Entre este y otros temas, la también excongresista planteó algunos puntos a considerar para diseñar una estrategia de corto, mediano y largo plazo que permita sostener a los distintos negocios. “Necesitamos herramientas legales y de ejecución para que podamos ir caminando”, afirma.
—¿Cuál es la situación que enfrentan actualmente las pymes?
En este momento, la reactivación para nosotros es muy importante. Este tema pasa no por haber logrado, por ejemplo, que las pequeñas o micro empresas hayan abierto sus puertas, [sino] por recuperar el mercado, lograr estabilidad en el sistema financiero y además también [por que] el Estado pueda brindar algunos beneficios que no sean vistos como asistencialismo. En el caso de la pyme, estamos acostumbrados a manejar la rueda productiva de nuestras empresas [así] como a girar la rueda productiva de nuestro país. Lo que queremos simplemente es tener un entorno favorable. En este momento, la reactivación para nosotros es vital; pero la reactivación tiene que ver también con la aplicación de medidas que sean reales a lo que vivimos. No es tanto lo que se pueda aplicar en un espacio amplio donde se dé una mirada general, sino que el sector empresarial tiene segmentos que atender. La microempresa tiene una problemática muy distinta a la pequeña empresa.
—¿Cuáles son las principales problemáticas?
Nosotros siempre hemos estado en la lucha y hemos salido adelante, tratando de pedirle al Estado que nos dé algunos beneficios. Eso fue en una época en la que todos teníamos una ‘normalidad’, como le decimos ahora. Pero luego empiezan las medidas de aislamiento previstas primero para quince días. Después, ante el [avance] de la pandemia, el aislamiento se extendió… ¿Qué pasa en el segundo trimestre? Encontramos que el Producto Bruto Interno se reduce al 30,2% y luego tenemos una caída de más de 40%, que arrastra a todo el sector de la pyme, que es el más golpeado. Esas proyecciones de crecimiento ya no se dan. De ninguna manera se van a dar en el plazo corto.
Entonces, la mirada tiene que ir dirigida hacia lo que se ha perdido, [que son] 6,7 millones de empleo a nivel nacional. Las distintas actividades productivas no se inician de golpe, se inician paulatinamente. [...] Hubo un serio deterioro en la calidad del empleo [y] la tasa de subempleo sigue aumentando. Empieza a [observarse] la informalidad: las empresas formales más pequeñas empiezan a caer y pasan al sistema informal, que está llegando a ser un 74,5% en junio. El golpe más fuerte al empleo se ha dado en las zonas urbanas. Las pymes, por muy chicas que sean, mueven una cadena de valor bastante fuerte. Yo pienso que aquí tenemos que ver a los trabajadores y la empresa como uno solo. No es como algunos sindicatos lo ven y dicen [que] los trabajadores están en la vereda del frente. No es así. Tenemos que salir juntos de esto.
—En línea con el deterioro de la calidad del empleo, ¿qué medidas concretas podrían aplicarse?
Las buenas intenciones del Gobierno están dadas. Desde el comienzo de la pandemia se dictan algunas medidas referidas al Reactiva 1 y Reactiva 2, incluso se ha dictado [disposiciones] con tal de no parar la cadena de pagos y el empleo; [también] para mantener los puestos de trabajo. Pero eso fue proyectado para tres meses. La mirada tiene que ser mucho más cercana hacia lo que están viviendo las empresas. El Ministerio de la Producción y el Ministerio de Trabajo tienen que trabajar en conjunto, porque si nosotros hablamos de empresa, tenemos que hablar de trabajadores. Ahí estamos hablando de la familia peruana.
—Sobre esta mirada más cercana que se debe tener hacia las empresas, ¿cuál es la posición de la asociación frente a lo anunciado por el ministro de Trabajo en relación a la CTS, cuyo pago no se prevé postergar?
Yo pienso que él [el ministro] no está creyendo en las empresas. No está confiando en que la reactivación se va a dar. ¿Usted cree que las empresas pueden pagar [la CTS] hoy en día? El ministro dice [que] las microempresas tienen un régimen especial laboral, [que] “a ellas no les afecta”. [...] ¿Dónde está la estadística que dice que el 100% de las microempresas está en el régimen especial laboral? Porque [el pago] no es para el disfrute del trabajador, [ya que] no lo puede disponer en estos momentos. Entonces, ¿cuál es la diferencia en que [la CTS] la tenga la empresa y la pueda pagar anual si el sector público [lo hace]? Podríamos llegar a niveles de negociación dentro las empresas para que, si hay muchos o pocos trabajadores, se pueda pagar un interés hacia mayo. Nosotros jamás vamos a ir en contra de los beneficios de los trabajadores.
—Al respecto, ¿cuál es su propuesta como asociación?
Lo que se está solicitando es que se pase hasta mayo [de 2021], que es el próximo pago. En lugar de hacerlo cada seis meses, por esta vez [sería] al año. [...] A los trabajadores no se les está recortando los beneficios. Hay una distorsión cuando se pone a los trabajadores en la vereda de en frente y a los empresarios en la otra vereda.
—¿Planean conversar con el Ejecutivo?
Tenemos una reunión pendiente con los demás gremios de la pyme para poder hacerle llegar una propuesta y una solicitud al ministro de Trabajo, para que lo pueda reconsiderar. Todo tiene que ir de acuerdo con la realidad. Pienso que el ministro puede retomar el tema.
—¿Tienen una fecha estimada para presentar esta reconsideración?
Tiene que ser el día lunes.
—Algunos consideraron que el pago de la CTS sería beneficioso.
Quisiera observar algo. La CTS no es un dinero de libre disponibilidad; el trabajador solamente puede utilizarlo en caso de cese, razón por la cual diferir su pago al 2021 no será perjudicial para el trabajador de ninguna manera. Por ejemplo, hubo también el régimen de suspensión laboral. Por ejemplo, en Arequipa la Sunafil ha dejado que se siga el proceso. Entonces, las empresas han seguido teniendo a los trabajadores con la esperanza de que entren a la suspensión perfecta. Pero, ¿qué pasa? Se han demorado demasiado y les dicen ‘no hay suspensión para su empresa’. Y ahora tienen que realizar el pago de los dos o tres meses que ha durado el proceso. ¿Qué significa esto? Esto puede ocasionar un retroceso en el reinicio de las actividades, hay que enfrentar mayores pagos que no estamos en capacidad de hacer. Entonces, esta comunicación entre las empresas y el trabajador podría ser muy importante. Más que ello, yo apostaría por una comunicación más fluida y estrecha con el ministro de Trabajo para que pueda escuchar la posición de las pequeñas empresas.
—Entiendo también que se trata de un dinero que podría ser utilizado por la empresa como capital de trabajo en el marco de la reactivación.
De acuerdo. Esto puede ser utilizado para incrementar un poco el capital de trabajo. Esto es un nuevo nacimiento de la empresa y cuando una empresa nace tiene que fortalecerse y tener herramientas que logren un entorno favorable para poder volver a retomar lo anterior o mejorarlo.
—Se trata del impacto en un sector que concentra a la mayoría de empresas.
En el Perú, siempre hemos hablado de un 98% de pymes y el 2% de grandes empresas. Y esta ha sido una data que se ha mantenido. Hoy en día, pasa que con la pandemia estamos logrando un incremento de informalidad en el sector. Tenemos data que habla de un 74% en el mes de junio de informalidad y esto va a crecer seguramente, porque para nadie es un secreto que las pequeñas y microempresas han cerrado.
Es más, el nivel de formalidad en las pymes estaba mejorando muchísimo; pero lamentablemente la informalidad alcanzó el 74,3% de la PEA ocupada. En pandemia seguramente esto ha crecido. Estamos muy preocupados porque no solo es una CTS; queremos que por lo menos gocen de dos condiciones fundamentales: acceso a vacaciones y una pensión. No solamente se deben adoptar medidas que fomenten la creación y recuperación de empleo, sino también mirar estas dos condiciones, independientemente de los sistemas que se adopten.
—¿Haría falta entonces crear procesos más flexibles? Entendiendo que ante la pérdida de trabajo, algunas personas han optado iniciar su propio negocio.
En Perú, hay una estadística que dice que la demora en [el proceso de] pasar de la informalidad a la formalidad dura 26 días, entre tramitología en un ministerio y otro. Yo creo que el nuevo gobierno tendría que fijarse en esta situación porque no es posible que esta tramitología sea una barrera para que las empresas informales puedan ser formales.
—Además de ello, también se podría considerar el acceso a financiamiento. ¿Sabe cuál es la situación de las empresas que accedieron a los fondos de Reactiva Perú?
No dudo de las estadísticas [que ha difundido el MEF]. Pero en la realidad vemos que pueden haber miles de microempresas que han accedido, [pero] con montos insuficientes. Hemos visto que hay empresas muy grandes que entraron a Reactiva y han tenido diez millones contra tres mil soles que ha sacado una microempresa. Además, ahí hay un problema. El estilo de vida en el Perú es la informalidad, y ahora más que nunca. Todos estos beneficios se dan para las empresas formales. Estas son las que han accedido. ¿A quién ha llegado el Estado con Reactiva o con el FAE? Ha llegado al sector formal, yo diría integrado por el 30% a nivel nacional. El otro 70% es el que se ve en las calles.
—¿Cuándo estima que se produciría su reactivación?
El Perú es un país de emprendedores. [...] Nosotros necesitamos herramientas legales y de ejecución para que podamos ir caminando. Yo pienso que esto debe asentarse hacia el primer trimestre de marzo. Yo tengo mucha esperanza de que en marzo podamos ir despegando para poder retomar todo lo que hemos perdido. Muchas veces, hablamos como si esto ya hubiera pasado; sin embargo, tenemos la amenaza de un rebrote y nuevas epidemias. Ahí tenemos que poner el ojo, [....] sin descuidar la salud. Sin [ella], no hay economía que valga.
—Ya se observa el inicio de la campaña navideña. ¿Cuáles son sus expectativas para la temporada más alta?
Hay temas de innovación muy importantes dentro de la pyme, creo que dentro de todo el entorno que tenemos en este clima que no es muy favorable. [...] Esta campaña navideña no va a ser como las anteriores, pero sí hay formas de llegar y poder seguir adelante. Siempre va a tener que ser de la mano del Estado.
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