(Informe El Comercio/IPE). Recientemente, el Oleoducto Norperuano (ONP) sufrió un atentado, según Petro-Perú, por un grupo de pobladores de la comunidad de Mayuriaga en la región Loreto que acabó con la rotura de la tubería. Ello ha significado la pérdida de casi 8 mil barriles de petróleo, lo que equivale a casi un tercio del total derramado entre el 2011 y 2017 en Loreto, Amazonas, Cajamarca y Piura.
En consecuencia, se esperan fuertes efectos negativos sobre el ecosistema de la zona, así como un severo impacto sobre la economía loretana. Según estimaciones del IPE, el crecimiento de Loreto en el 2018 sería negativo, luego de crecer casi 7% durante el primer semestre del año.
IMPORTANCIA DEL CRUDO
La economía de la región Loreto depende significativamente del sector hidrocarburos. En la región operan siete lotes petroleros, entre los que destacan los lotes 192 (1-AB) y 8, los cuales representan más del 95% de la producción de petróleo en la región. Las operaciones de este sector son sensibles al correcto funcionamiento del oleoducto, por donde se transporta el petróleo desde la selva hacia el puerto de Bayóvar en La Libertad.
Por ello, ante los constantes cierres del oleoducto, la importancia del sector hidrocarburos en la región se ha reducido fuertemente. Dicho sector pasó de representar el 35% del PBI de Loreto en el 2007 a tan solo el 13% en el 2017. Además, entre dichos años, la participación de la región sobre la producción de petróleo en el país se redujo de 56% a 30%.
PARALIZACIÓN EN EL 2016
Durante la mayor parte del 2016, la producción de petróleo en Loreto se mantuvo paralizada debido a fallas en las operaciones en el oleoducto y a conflictos sociales con las comunidades aledañas, los cuales resultaron en la rotura de la tubería. Así, el lote 192 solo operó los dos primeros meses del 2016 debido a las fallas en la operación del ducto que, según información del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental, significaron un derrame de casi 1.500 barriles.
Además, entre setiembre y noviembre del mismo año, la producción en el lote 8 estuvo paralizada por los daños ocasionados por terceros al ducto. Esto significó un derrame de casi 7 mil barriles que afectó a las zonas aledañas a las comunidades nativas de Saramuro y Saramurillo (distrito de Urarinas).
Así, el sector hidrocarburos cayó cerca de 60% en el 2016, lo cual explicó el fuerte retroceso anual de 12% en el PBI de la región. Además, se perdieron 10.508 barriles, equivalente a dos tercios del total derramado desde el 2011 en Loreto. En contraste, con la reapertura del ducto en febrero del 2017, la economía de la región registró una fuerte recuperación. El sector creció 31% y la región creció 5,6%, la tasa más alta desde el 2012.
RESULTADOS DOLE 2018
Loreto creció 6,7% durante la primera mitad del 2018 ante un crecimiento promedio del sector hidrocarburos de casi 30%. Con ello, la región superó el crecimiento promedio nacional de 4,4%. Sin embargo, el ritmo de expansión se ha venido desacelerando y en el tercer trimestre del 2018 solo creció 1% debido, principalmente, a una nueva paralización en las operaciones del ducto. El sector hidrocarburos cayó 5,4% ante la fisura del oleoducto, entre junio y agosto último, producto de la crecida del río Pastaza.
Asimismo, el desempeño económico del último trimestre del 2018 sería largamente negativo. A finales de noviembre, un grupo de pobladores de la comunidad Mayuriaga del distrito de Morona, saboteó el oleoducto, según Petro-Perú, como una medida de protesta ante los resultados de las elecciones municipales y regionales.
Dicha institución indica que la rotura significaría la pérdida de casi ocho mil barriles de petróleo, lo cual es casi 2,5 veces más grande que el mayor derrame registrado previamente (3 mil barriles en el 2014 también en Loreto). Ante ello, las empresas operadoras han iniciado la reducción de sus operaciones y podría terminar en su paralización. Más aun, las consecuencias ambientales de este nuevo derrame son incalculables.
A partir del efecto del cierre del oleoducto en Loreto durante el 2016 y, asumiendo que el resto de sectores en la región registraría un comportamiento similar al de los últimos trimestres, el IPE estima una severa caída del PBI de la región durante el último trimestre del 2018. Con ello, arrastraría el crecimiento anual al tramo negativo entre -1,5% y -3%, incluso luego de un crecimiento acumulado al tercer trimestre de 4,7%.