(Informe de El Comercio - IPE) Hace unas semanas, el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) publicó las cifras del crecimiento económico del Perú para el tercer trimestre del 2018. Según el ente emisor, el país creció 2,3%, cifra menor que la reportada en el segundo trimestre de 2,7%.
Este resultado se explica, principalmente, por la reducción del crecimiento de la inversión y el consumo privados, así como la caída de la inversión pública. Aun cuando se espera una recuperación de estos indicadores en el último trimestre, se proyecta que el crecimiento anual para el 2018 se ubique por debajo de 4%.
DESEMPEÑO MIXTO
El débil crecimiento de la inversión privada (1,4%) en el tercer trimestre, resultado más bajo en el último año, responde a la caída de la inversión no minera, la cual se habría contraído entre 0,5% y 1,5%, según estimaciones del Instituto Peruano de Economía (IPE).
Este retroceso va en línea con la caída de la confianza empresarial en los últimos tres meses. Así, por ejemplo, el índice de confianza empresarial registró su menor nivel desde el resultado obtenido durante el fenómeno de El Niño costero en el 2017. A pesar de esta disminución, todos los indicadores de confianza empresarial se mantienen en el rango optimista, por lo que no se espera una mayor desaceleración.
No obstante, la caída en la inversión no minera fue contrarrestada por el dinamismo de la inversión minera, la cual acumula seis trimestres consecutivos de crecimiento.
En el tercer trimestre, según el Ministerio de Energía y Minas, dicho indicador creció 23,1% debido a la mayor inversión en el rubro de equipamiento (US$564 millones, más del triple de lo registrado en el tercer trimestre del año anterior).
En ese rubro, destaca el fuerte aumento del gasto en plantas de beneficio, las cuales procesan los minerales, de las empresas Southern Perú (US$121 millones más que en el tercer trimestre del 2017) y Shougang (US$70 millones adicionales).
TROPIEZO DE LA INVERSIÓN PÚBLICA
Según el BCR, al tercer trimestre, la inversión pública disminuyó 1,6% luego de cuatro trimestres consecutivos de crecimiento. Esa caída se debe, en gran parte, a que la inversión pública del Gobierno Nacional se contrajo en 10,4%, lo cual representó la mayor caída desde mediados del 2017.
Este desempeño negativo se explica, principalmente, por una reducción en 25,1% de la inversión del Ministerio de Transportes y Comunicaciones durante agosto y setiembre. Por ejemplo, para la construcción de la línea 2 del metro de Lima y Callao tan solo se ejecutaron S/41 millones entre dichos meses, lo cual fue largamente inferior al monto ejecutado en el mismo período del año anterior (S/273 millones).
Asimismo, la inversión pública del Ministerio de Educación (Minedu) disminuyó 32,4% en el tercer trimestre del 2018. Esta caída se debe a la ausencia de grandes proyectos de inversión pública como, por ejemplo, el programa Mejoramiento de la Calidad de Educación Superior, el cual se ejecutó en su mayoría durante el 2017 y finalizó en julio del 2018. Así, el gasto en este proyecto pasó de S/32 millones en el tercer trimestre del 2017 a un poco menos de S/0,5 millones en el mismo período del 2018.
Por el contrario, en los gobiernos subnacionales, la inversión pública aumentó 5,4% ante la mayor ejecución en los gobiernos locales (7,4%). El motor fue el crecimiento de la inversión pública en proyectos viales de las municipalidades en Lima.
En tanto, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la ejecución en las regiones más afectadas por El Niño costero –Áncash, La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes– tan solo aumentó 1,4% en promedio en el tercer trimestre. Entre esas regiones, destacan las caídas en La Libertad (-11,3%) y Piura (-7,7%).
Por otro lado, en octubre la inversión pública aumentó fuertemente en los tres niveles de gobierno (39,2%) y, según el MEF, se espera un dinamismo similar en noviembre. Con ello, el crecimiento de la inversión pública en el 2018 sería de aproximadamente 12%, la tasa más alta desde el 2012.
CÍRCULO VIRTUOSO
El crecimiento de la inversión pública y, sobre todo, privada es fundamental para generar un aumento en la generación de empleo formal, que se traduce en mayores ingresos para los trabajadores e impulsa el consumo privado. Así, el menor crecimiento de la inversión explicaría, en parte, la desaceleración en el consumo privado, el cual creció 3,3% luego de hacerlo a una tasa promedio de 3,8% en los dos primeros trimestres del año.
A pesar de lo anterior, la inversión (privada y pública) y el consumo en el 2018 crecerían a una tasa significativamente mayor que en el 2017. Ello se traduciría en una mayor contratación laboral formal, la cual creció 4,2% en el tercer trimestre, mientras que el crecimiento en el mismo período del año anterior fue de tan solo 1,6%. La masa salarial –indicador que cuantifica el poder adquisitivo de los trabajadores formales– aumentó 9,7%, largamente superior al registrado en el 2017 (3,9%).